La grave intoxicación por plomo de una familia de Getxo podría tener su origen en una jarra de cerámica: "Todos los días nos tomábamos chupitos de veneno"

La grave intoxicación por plomo de una familia de Getxo podría tener su origen en una jarra de cerámica: "Todos los días nos tomábamos chupitos de veneno"
Beatriz Egaña junto a su hija Bea Server en el hotel donde se aloja desde hace tres díasRedacción Euskadi
  • Siguen buscando en su casa otros focos porque hay gente que no bebía de la jarra y tiene plomo

  • Beatriz Egaña tenía en sangre 737 microgramos por litro, cuando el riesgo se sitúa en 50

  • Sus nietos pequeños "tienen una barbaridad" de plomo y les van a hacer escáneres cerebrales

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BilbaoEnvenenados por plomo. Una familia vizcaína ha descubierto que, sin saberlo, “todos los días tomábamos unos chupitos de veneno”. Lo hacían en un gesto tan cotidiano como el de servirse agua y es que la investigación, llevada a cabo para dar con el foco de la intoxicación, apunta a que el origen del envenenamiento podía estar en una jarra de cerámica esmaltada que la familia usaba para beber agua y que arrojó una concentración de plomo de 900 microgramos por litro, muy por encima del umbral considerado seguro, que oscila entre los 10 y los 15.

Pero la jarra podría no ser el único foco de plomo en casa de Beatriz Egaña, "porque los análisis que le han hecho a la señora que me ayuda en casa también arrojan niveles altos de plomo y ella no bebe de la jarra", de ahí que desde Salud Pública le haya solicitado salir de casa para seguir la investigación. "Me he ido por piernas", asegura.

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La intoxicación por plomo ocurre cuando esta sustancia tóxica se acumula en el organismo, a menudo por una exposición prolongada en el tiempo que puede ser durante meses o años. Así parece haber sido en el caso de Beatriz Egaña y su familia que llevaban más de 15 años utilizando esa jarra. La intoxicación por este metal pesado puede ser difícil de detectar y frecuentemente los síntomas no suelen aparecer hasta que se acumulan cantidades peligrosas.

Siento que me muero

A principios de este año esta vecina de Getxo ingresó en el hospital de Cruces con fuertes dolores estomacales y ante la imposibilidad de comer ni dormir durante días, "aunque llevaba bastante tiempo sin encontrarme bien". Allí, le realizaron todo tipo de pruebas sin dar, en ese momento, con la causa de su malestar. "Siento que me muero", afirma su hija Bea Server que repetía su madre. Fue su hematóloga quien insistió en que había que poner nombre a lo que le pasaba y encargó que le realizaran unos análisis de enfermedades raras.

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Aquellas pruebas sacaron a la luz que tenía unos "niveles altísimos" de plomo en el organismo y que “debía ingresar de forma urgente en Cruces porque incluso podía morirme”. Incluso las cantidades pequeñas de plomo pueden provocar problemas de salud graves, pero en niveles muy altos, la intoxicación por plomo puede ser mortal.

En el caso de Beatriz, la situación era extremadamente grave, porque las pruebas médicas que le practicaron arrojaron niveles de plomo en sangre de 737 microgramos por litro, cuando en adultos el nivel de riesgo se sitúa en torno a los 50 microgramos. "Se extrañaron incluso de que estuviera viva", admite.

“Todos los días nos tomábamos unos vasitos de veneno”, resume esta vizcaína que recuerda como de esa misma jarra se servía agua toda la familia, “mi marido, mis nietos, mis hijas…”. A todos ellos se ha ampliado la investigación de Salud Pública y los análisis preliminares han confirmado que varias personas presentan también niveles de plomo por encima de lo recomendable, una de ellas es Bea Server que explica como en su caso los síntomas se manifestaron a nivel digestivo, "pero es curioso que he dado el mismo nivel de plomo que la señora que ayuda a mi madre en casa, y en su caso sufría fuertes dolores de cabeza diarios". Otra de las hijas de Beatriz ha sufrido en los últimos meses dos cólicos renales.

Beatriz admite que se siente culpable, sobre todo, por sus nietos pequeños que "tienen una barbaridad, la pequeña, de 3 años, tiene 66 y el de 7 años, 68, cuando en los niños los límites son de cero a 35". Cabe recordar, que los niños menores de 6 años son especialmente vulnerables a la intoxicación por plomo, que puede afectar gravemente el desarrollo físico y mental. "Les han llamado para que acudan urgentemente a Cruces para hacerles escáner cerebral", añade.

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