La Guardia Real se prepara para el traslado de los restos de Isabel II: nada puede fallar

La Guardia Real, a las puertas del Palacio de Buckingham, se prepara para el traslado de los restos mortales de la reina Isabel II. Durante toda la noche han estado ensayando y midiendo cada detalle del recorrido que el coche fúnebre hará hasta Westmister, donde se instalará la capilla ardiente.

En el castillo de Windsor, donde la reina será enterrada el próximo lunes, los operarios trabajan también a destajo para que nada falle.

El funeral de Isabel II será el 19 de septiembre en la Abadía de Westminster

El funeral de Estado de la reina Isabel II de Inglaterra se celebrará el 19 de septiembre en la Abadía de Westminster. El día ha sido declarado festivo.

El féretro será trasladado desde el Palacio de Westminster hasta la Abadía de Westminster para la ceremonia, prevista para las 11.00 horas, según la nota del Palacio de Buckingham.

Después el cortejo fúnebre se desplazará hasta el Arco de Wellington y posteriormente hasta Windsor y la Capilla de San Jorge para su entierro.

El féretro será trasladado por seis guardabosques del Castillo de Balmoral durante un recorrido que durará unas seis horas en total.

La alfombra que se utilizará en el funeral de la reina Isabel II es española

La alfombra que se utilizará para el funeral de la reina Isabel II es española. Una empresa catalana recibió el encargo hace meses, pero hasta ahora no sabían para qué la iban a utilizar.

En la misa en memoria de Felipe de Edimburgo, la alfombra roja de dentro de la basílica también era catalana. La pisó entonces una emocionada Isabel II, y ahora, por otra igual de 250 metros desfilará en unos días su féretro, en su funeral. En la fábrica de Lleida llevan trabajando en el encargo real casi dos años.

"Se trata de un material muy exclusivo, que muy pocas empresas pueden hacer. Se trata de un filtro 100% lana", explica Ricard Artigas, director de 'Textil Olius'. También nuestro es el vino preferido en la mesa de los Windsor: en las recepciones, y a diario, la monarca no perdonaba su copita de un Jerez.