La tenencia de armas, de nuevo, en tela de juicio

Newtown, Connecticut un nuevo escenario sangriento a añadir al de las trístemente célebres matanzas del Instituto de Columbine, la Universidad de Virginia Tech o el Cine de Colorado. Nuevas víctimas- muchos niños en esta ocasión- a sumar a las centenares que han perdido la vida en los últimos años en Estados Unidos en tiroteos como el de hoy. Un nuevo asesino que pasa a formar parte de la historia más negra de su país: como Eric Harris y Dylan Klebold, los adolescentes que en 1999 mataron a doce compañeros y a un profesor en su instituto; como Cho Seung-hui, el universitario surcoreano que en 2005 cumplió sus amenazas y dejó treinta y dos cadáveres: o como James Holmes, que -este mismo año- acribillaba a doce espectadores en el estreno de la última película de Batman. Lo que no es nuevo; lo que se repite, es la facilidad de todos estos criminales para hacerse con las armas necesarias para llevar a cabo las masacres. Y se repiten, igualmente, las promesas de hacer algo para que evitar estas tragedias. Palabras que se olvidan, hasta la próxima masacre.