Es la historia de la búsqueda de un sueño que ha acabado en tragedia de la forma más ruin. Jakelin sobrevivía con 5 dólares al día en una casa de paja con suelo de tierra. Acompañó a su padre en busca de un futuro mejor y dejó en casa a su madre y sus 3 hermanos.
Se arriesgó a recorrer más de 3.000 kilómetros. La realidad es que ha regresado a casa, en Guatemala, en un ataúd. Su familia ni siquiera pudo ir a recogerla al aeropuerto porque no tenían dinero para ello. Su llegada es tan triste como su vida, truncada mientras Trump, señalado por su muerte en la frontera de México dice que su muerte se debe a los que han dado alas a los inmigrantes para creer que en su país tendrán una vida mejor.
La pequeña falleció el 8 de diciembre cuando estaba bajo la custodia de agentes fronterizos en Estados Unidos. El cadáver fue recibido por representantes de la cancillería y trasladado posteriormente con sus familiares hasta la comunidad indígena de San Antonio Secortez.
Jakelin cumplió 7 años en medio de la travesía, pero fue detenida con otros 163 migrantes. La patrulla fronteriza hizo firmar a su padre un papel, y la llevaron a la estación migratoria Lordsburg, pero en el traslado comenzó a sentirse mal. Alcanzó la temperatura de 40° centígrados, vomitó y dejó de respirar. La trasladaron en helicóptero a El Paso, Texas, donde le detectaron una inflamación en el cerebro y fallo hepático. Después de dos infartos, la niña murió, 24 horas después de hospitalizada. Según información de The Washington Post falleció de "choque séptico, fiebre y deshidratación".