¿Es bueno que tu perro duerma contigo en la cama? Pros y contras, según la ciencia
La American Pet Products Association asegura que más del 40% de los dueños dejan que su perro duerma en su cama
Varios estudios constatan que esto tiene ventajas e inconvenientes para el descanso y hoy las desglosamos en Uppers
Hay quienes dicen que dormir con el perro es como dormir con una estufa peluda que además ronca pero no conciben cerrar un ojo sin su compañero de cuatro patas acurrucado a los pies (o directamente ocupando media almohada). Otros, en cambio, detestan la mera idea de acostarse al lado de una fábrica de babas y pelos por mucho que se cambie la ropa de cama o se bañe al animal, así que directamente no hay consenso en torno a este debate.
Pero más allá de opiniones personales y costumbres de cada uno, la ciencia ha buscado respuestas sobre si es bueno o malo dormir con el perro y ha descubierto que este hábito es más común de lo que parece: según un estudio de la American Pet Products Association, más del 40% de los dueños dejan que su perro duerma en su cama.
Pero… ¿es esto bueno o malo? ¿Tiene efectos positivos o negativos para la salud del dueño (y del animal)? Pues más allá de los ronquidos, los pelos y las babas, dormir con tu mascota tiene efectos reales en tu descanso (buenos y malos) que respaldan varios estudios científicos y que desglosamos en Uppers en forma de beneficios VS inconvenientes.
Beneficios emocionales
Algunos estudios aseguran que dormir con los peludos tiene efectos positivos a la hora de conciliar el sueño y dormir mejor. Por ejemplo, quienes duermen con su perro suelen acostarse antes y mantener rutinas más regulares gracias a las costumbres del animal. Eso, en términos de calidad del sueño, es oro.
Y hay más: según el experto en sueño Raj Dasgupta, profesor asistente de medicina clínica en la Facultad de Medicina Keck de la Universidad del Sur de California, dormir con tu mascota también puede ayudarte si tienes ansiedad o depresión. Básicamente, abrazar a tu perro reduce el estrés y te da esa sensación de calma que a veces ni una manta pesada consigue.
Además de calma y rutinas, dormir con tu perro también puede fortalecer mucho la relación entre ambos. Esa cercanía física, ese calorcito al lado… todo eso crea una conexión emocional que va más allá del simple hecho de compartir cama. Para el perro, tú eres su lugar seguro y, para ti, él es un alivio frente al estrés del día. Es una forma de cuidarse mutuamente sin decir una sola palabra.
No es extraño pues que muchos dueños coincidan al afirmar que dormir con su perro les da una sensación de compañía y seguridad difícil de igualar. No es solo tener a alguien al lado, es tener a ese alguien que te acompaña sin juzgarte, que se acomoda en su rincón de la cama y que, además, no se queja de tus ronquidos.
Lo confirma un estudio de la Canisius College de Buffalo que asegura que los perros son, en general, los mejores compañeros de cama, por encima de los gatos e incluso de las personas. ¿El motivo? Son más tranquilos durante la noche y tienden a no molestar. Pero además, su cercanía emocional ayuda a reducir la sensación de soledad y fomenta el bienestar.
Inconvenientes
Eso sí, no todo es positivo. Hay personas que no deberían compartir cama con su peludo por mucho que adore esa sensación. Si se tiene alergia, por ejemplo, lo mejor es que la mascota duerma en su camita. Como dice el profesor Dasgupta, “los alérgenos no están en el pelo, sino en la piel del animal. Y si se sube a tu cama, pasas ocho horas respirando eso”. Resultado: ojos llorosos, nariz taponada y un sueño de pena.
Así que compartir la cama (o cualquier espacio) con tu perro también tiene su parte menos glamurosa: hay que prestar mucha más atención a la higiene. Los humanos nos duchamos, cambiamos de ropa, lavamos las sábanas… pero nuestros perros no siguen ese mismo ritmo de limpieza. Y claro, se nota. Si, pese a todo, decides dejar que tu perro suba a la cama, lo ideal es subir también el nivel de cuidados. Hay que estar al tanto de posibles alergias, parásitos, restos de suciedad del paseo… La clave está en tener rutinas de higiene bien marcadas: mantener al día las vacunas, bañar al perro con la frecuencia adecuada y revisar patas y pelaje al llegar de la calle.
Por otro lado, dormir con las mascotas también puede ser como dormir con niños moviditos (o peor). Los perros y gatos no duermen del tirón como nosotros: se despiertan, se mueven, ladran o maúllan, y a veces pasean por la cama como si fuera suya. Lo dice Vsevolod Polotsky, experto en sueño y profesor en la Johns Hopkins: todos esos movimientos, por pequeños que sean, acaban fragmentando nuestro sueño.
A veces ni siquiera te das cuenta de que te has despertado, pero tu cuerpo sí lo nota. Son los llamados 'microdespertares', y según Kristen Knutson, profesora de neurología en la Universidad Northwestern, te sacan de las fases más profundas del sueño. ¿El resultado? Te despiertas más cansado, porque el cuerpo no ha descansado bien. Además, estos pequeños sobresaltos nocturnos pueden activar la liberación de cortisol, la hormona del estrés, y eso termina por empeorar aún más el descanso.
