Música

La historia de Shelly, la primera cantante heavy metal en castellano: “No sabíamos quién era, hasta que se lanzó a cantar con bastón”

Shelly, en una entrevista reciente
Shelly, en una entrevista recienteEFE
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María de la Concepción Gutiérrez Lobo, más conocida por su nombre artístico, Shelly, es una mujer que marcó todo un hito en la música española a finales de los años sesenta. Ella no solo fue la primera mujer en grabar heavy metal en castellano, sino también una voz pionera en el soul y la psicodelia. Tras décadas alejada de los focos mediáticos, Shelly ha reaparecido recientemente en la escena musical, y su historia ha vuelto a cautivar al público y a las nuevas generaciones más rockeras.

Del soul madrileño al heavy underground

Nacida en Venezuela y de padres españoles, Shelly reapareció el pasado junio de 2025 en un hospital madrileño durante un concierto de la ONG Música en Vena. Esta interpretación improvisada, sin anuncios previos, ni fanfarria innecesaria, explotó en redes sociales, dejando al descubierto a una figura olvidada para muchos, pero esencial en la historia del rock nacional.

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En los años sesenta triunfó con Shelly y la Nueva Generación, una banda que fusionó soul, pop y beat, llegando a publicar tres singles con Philips e incluso aparecer en la mítica película Un, dos, tres… al escondite inglés (1969) de Iván Zulueta. Considerada por algunos como la “Aretha Franklin española”, su voz y presencia en programas como Escala en Hi‑Fi la convirtieron en un icono de una época vibrante y vanguardista.

Pero su trayectoria daría un giro radical tras unos años. A comienzos de los ochenta regresó bajo el seudónimo Malena en Malena y Belcebú, grupo que grabó uno de los primeros himnos del heavy metal femenino español: Destrucción (1982), hoy pieza de culto para coleccionistas. Se documenta en Ellas son Eléctricas, recopilatorio y documental que rescata a las pioneras del metal español.

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De esta forma, tras décadas fuera de los escenarios, Shelly ha vuelto a la palestra y tan solo cinco días después de su reaparición viral ya ha actuado de forma más planificada en un evento de la capital, aclamada por un público conmovido ante su energía incombustible. Músicos como Alberto Menes, su compañero en aquella actuación, aseguran: “No sabíamos quién era, hasta que se lanzó a cantar con bastón y nos dejó boquiabiertos”.

Este regreso ha multiplicado el interés por su obra. Se está aprovechando para recordar su figura como la primera voz femenina en grabar heavy metal en castellano. La discográfica Munster Records incluso distribuye reediciones de su material con Shelly y la Nueva Generación, reafirmando su influencia en la escena underground nacional.

Una trayectoria de reinvención constante

Shelly no encaja en los moldes preestablecidos. Se atreve a interpretar soul en inglés tanto como heavy metal castellano, demostrando una evolución artística que desafió todo tipo de convenciones. “Fui la primera en cantar soul y heavy metal”, afirma ella misma. Su paso por Malena y Belcebú como cantante principal de uno de los primeros himnos del heavy la convierte en pionera absoluta en una escena dominada por hombres.

Aunque Shelly eligió abandonar la música profesionalmente en los ochenta, tras un disco breve y giras interrumpidas, su retorno ha demostrado que su legado no ha sido olvidado, sino enterrado momentáneamente bajo décadas sin visibilidad.

Por suerte, de cara al futuro Shelly ha anunciado nuevas colaboraciones con músicos actuales. Jonathan Colombo le ha invitado a cantar repertorio de los sesenta y setenta, prometiendo nuevos directos que mezclen su estilo clásico con su renovada fuerza . La artista, empoderada, se define: “Para el ritmo y cantar todavía tengo bien la garganta”.

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Al mismo tiempo, su figura sirve para rescatar la historia oculta de la mujer en el heavy metal español, un recorrido que pioneras como Azuzena (“Santa”) también encabezaron tras ella, aunque con menor repercusión mediática.

Shelly simboliza una dualidad poco común: pasado legendario y presente vibrante; pionera solista de soul, beat y heavy metal; olvidada y ahora reivindicada. Su historia encarna la evolución de la música española y el poder de una voz que nunca envejece, ni en espíritu ni en relevancia.

Este reencuentro colectivo con Shelly implica una revisión urgente de nuestra historia del rock, recogiendo el testigo de una mujer que rompió barreras y ahora vuelve para reafirmar su legado. En un mundo saturado de lo efímero, su epopeya sonora demuestra que el arte auténtico puede renacer con la misma fuerza que lo originalmente encendió el fuego.