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Las altas temperaturas constantes en España, que no cesan prácticamente ni durante la noche, están provocando que muchos ciudadanos se pregunten cómo afecta el calor a nuestra salud. Este bochorno de verano casi inédito puede causar la aparición de síntomas como dolor de cabeza, insomnio o urticaria.
Los golpes de calor que se han registrado en los últimos días son preocupantes. Estos ocurren cuando el hipotálamo -región del cerebro que regula nuestra temperatura corporal- deja de funcionar de forma correcta, es decir, cuando nuestro organismo supera los 40ºC.
Estos días de calor intenso, el hipotálamo tiene que aumentar esfuerzos para regular la temperatura corporal -termorregulación- y mantenerla por debajo del límite -40ºC-. Este aumento de trabajo provoca que los impulsos nerviosos tarden más en propagarse y nuestra reacción a estímulos sea más lenta. Nos sentimos cansados, con confusión o apatía, irritables...
El proceso afecta a las neuronas, especialmente a las denominadas 'células de Purkinje', encargadas de la función motora. Por tanto, es normal que entre los síntomas relacionados con los golpes de calor o agotamiento severo aparezcan afectaciones de coordinación y equilibrio.
Otro factor a destacar respecto al funcionamiento del hipotálamo es la falta de sueño. Si no descansamos, que es cuando el sistema nervioso realiza funciones de mantenimiento, puede haber graves consecuencias para nuestro organismo. Las altas temperaturas pueden provocar insomnio.
Las enfermedades causadas por el calor varían de leves a graves, y el golpe de calor puede ser mortal. Una enfermedad por calor es aquella causada por altas temperaturas y humedad. Pueden aparecer mientras hace ejercicio o trabaja en condiciones muy sofocantes. Las cuatro más comunes incluyen:
El cuerpo suda para mantenerse fresco. Si la temperatura y la humedad es demasiado alta, la sudoración no es lo suficientemente efectiva. En el caso de que el organismo se caliente mucho, depende de la evaporación del sudor el disipar el calor y hacerlo desaparecer. Si el calor que ingresa en el organismo es mayor a la tasa de calor que sale de nuestro cuerpo, la temperatura central aumentará y estaremos en riesgo de contrar una enfermedad causada por el calor.
Los factores adicionales que aumentan su riesgo de contraer una enfermedad por calor incluyen: deshidratación, obesidad o mala forma física, consumir sustancias ilegales, drogas y alcohol o antecedentes relacionados con cuadros graves por altas temperaturas. Es posible tratar enfermedades por calor leves en casa, como un sarpullido o calambres, pero si los síntomas no desaparecen o hay agotamiento intenso o golpe de calor, se debe acudir a emergencias.
Para evitar cuadros graves, se recomienda: beber agua cada 15 minutos cuando se trabaja o se hace ejercicio físico en un ambiente caluroso, además de personas de edad avanzada. Tomar descansos períodicos a la sombra, en un área fresca. No beber alcohol ni bebidas con cafeína. Evitar salir al aire libre en las horas centrales del día, cuando hace mucho sol. Usar protector solar, sombrero o gorra y no realizar comidas calientes y copiosas. Asimismo, se sugiere controlar el volumen de orina -si se orina demasiado puede afectar a la temperatura corporal-.