Cuidado con el otoño: ¿qué enfermedades pueden empeorar después del verano?

Con el fin del verano llegan las bajas temperaturas, aumentan las precipitaciones, los días se vuelven más cortos... y a ello se le une la temida vuelta a la rutina y la vuelta al cole para los más pequeños. Todo un coctel de malas noticias (al menos para la mayoría) que también puede afectar a nuestra salud. Por eso es importante tomar las riendas de la situación y seguir algunas pautas para cuidarnos en este proceso de adaptación. También es de gran ayuda conocer cuáles son las enfermedades que empeoran o aparecen con el fin del verano, para poder preparar nuestras defensas con antelación. En general, una buena alimentación, la práctica de deporte y el diseño de una transición hacia el otoño lo más suave posible son los mejores consejos que puedes seguir para vivir este tránsito con la máxima alegría (y el menor riesgo para tu salud) posible.

Cuidado con el otoño: ¿Qué enfermedades pueden empeorar después del verano?

El otoño trae de la mano cambios a todos los niveles y la transición desde el verano hacia esta nueva etapa es quizás la más complicada del año para la mayoría de nosotros. A casi nadie le gusta abandonar las largas jornadas de luz o las temperaturas agradables del verano para dar paso a jornadas más cortas y frías en las que, además, pasamos largas horas en la oficina. No es casualidad que exista la llamada depresión posvacacional ni que nuestro cuerpo se resienta en este tránsito. Proteger nuestras defensas a través de la alimentación es, por ello, un consejo básico durante estas semanas. De la misma forma, introducir el deporte en nuestra rutina nos ayudará a mantenernos sanos, activos y contentos, facilitando la generación de 'hormonas de la felicidad'.

Para que puedas evitar las enfermedades más típicas del otoño, toma nota de cuáles son las principales:

  • Enfermedades respiratorias. No es ninguna novedad que las enfermedades como la gripe o los resfriados aumentan durante el otoño y el invierno. Ello se debe a la mayor presencia de virus en el aire frío y a factores como la escasa ventilación en oficinas, aulas, etc. El resultado es una acumulación de gérmenes que incrementa la probabilidad de contagio. Además, ten en cuenta que una consecuencia clásica de los cambios bruscos de temperatura tan frecuentes en estas fechas es precisamente la aparición de resfriados y gripes. Esto tiene que ver con una mayor sequedad de las mucosas y una entrada más fácil para virus y bacterias en nuestro organismo. En concreto, las células ciliadas del aparato respiratorio se ven afectadas por los cambios bruscos de temperatura: si descienden, el movimiento de los cilios tiende a disminuir hasta detenerse, lo que produce la acumulación de moco y favorece las infecciones que desencadenan la aparición de enfermedades respiratorias. Para evitarlo, nada mejor que una buena higiene (tanto personal como en casa y en los textiles que utilicemos), una buena ventilación y una buena salud. Recurre a alimentos que mejoren tus defensas, haz deporte con regularidad y exponte al sol cada día: todo ello te ayudará a evitar la inmunosupresión asociada a la reducción de las horas de sol.
  • Dermatitis atópica. Esta enfermedad de la piel con carácter crónico es bastante frecuente tanto en adultos como en niños, y sus síntomas (sequedad, picor intenso, lesiones...) suelen empeorar con la llegada del otoño. Los cambios de temperatura son el gran enemigo de una piel atópica, por lo que es importante prevenir y adelantarte a esta realidad. La primavera es otra temporada especialmente delicada para quienes sufren esta enfermedad. Hidrátate bien (por dentro y por fuera) y mantén a mano tu tratamiento habitual (corticoides, inmunomoduladores...). No olvides que el estrés y la ansiedad son grandes detonantes de brotes de dermatitis atópica: evítalo cuidándote, diseñando una vuelta a la rutina paulatina y suave, y haciendo ejercicio de forma regular.
  • Enfermedades reumáticas. Este tipo de enfermedad empeora con el mal tiempo, especialmente con la humedad y las lluvias. De hecho, el dolor articular es uno de los avisos de la llegada de precipitaciones para quienes sufren este tipo de dolencia. Puedes tomar medidas para paliar el dolor en estos casos, pero ten en cuenta que el mal tiempo no agudiza la gravedad de la enfermedad: tan solo provoca que empeoren sus síntomas.
  • Astenia otoñal. Aunque la consideración de la astenia otoñal (o de la primaveral) como enfermedad es puesta en duda por muchos especialistas, es cierto que muchas personas experimentan una sensación de decaimiento y tristeza con la llegada del otoño, debido principalmente a los cambios climatológicos que se producen, aunque también interfieren factores como la vuelta a la rutina o el estrés laboral. A casi nadie le alegra la reducción de las horas de luz y, con el aumento de la oscuridad, también producimos más melatonina. El resultado es una mayor somnolencia y decaimiento que, afortunadamente, suele ser pasajero. Conocer estos síntomas te puede ayudar a sobrellevarlos a través de pautas que te hagan sentir más activo y feliz.
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