El auge del crochet, tan efectivo como una hora de meditación: "Me ha regalado un significado nuevo para mi vida"

Alicia Recio va camino de convertirse en crochetera mayor de un fenómeno que amplifican las redes sociales
Acaba de publicar 'Hecho a mano', un libro que cuenta cómo el ganchillo puede ser nuestro mejor maestro de vida
Además de dar rienda suelta a su creatividad para crear prendas y piezas muy actuales, la aguja le permite crecer como persona
Igual que, cada vez más, la gente recurre a terapia para sanar sus heridas, Alicia Recio coge aguja e hilo y crochetea. Y entre puntada y puntada, vueltas y vueltas, deja fluir sus pensamientos. A veces tiene que deshacer lo hilado y volver a empezar, esta vez enmendando el error. El crochet es como la vida y, como en cualquier disciplina, iniciarse exige, en primer lugar, perder el miedo y, poco a poco, soltarse.

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Crochetera insaciable, acaba de publicar 'Hecho a mano', un libro que recoge cómo la práctica del ganchillo, ahora actualizada como crochet, ha resultado ser una verdadera maestra de vida que nos puede ayudar a entender la fortaleza con la que nuestras abuelas recibían lo que traía consigo la vida, que era mucho y no siempre bueno. Tejiendo, Alicia, que en redes sociales se hace llamar Alimaravillas, ha superado pérdidas muy amargas de seres queridos y otros sinsabores.

Además de crochetera, dirige una escuela infantil en la serranía de Huelva y dice que aprendió con el mismo método que aplica en su profesión: jugando. Sin darse cuenta, el crochet le reveló una creatividad infinita con la que empezó a dar forma a diseños frescos de diferentes texturas y tonalidades. Tejiendo o, como ella dice, crocheteando, descubrió en esta práctica un valiosísimo ejercicio de desarrollo personal.
El crochet está en pleno auge y está ayudando a muchas personas que sufren depresión, ansiedad, estrés postraumático, problemas de memoria o incluso demencias. A Alicia le aporta un plus fascinante de dopamina, ese neurotransmisor que libera nuestro cerebro cuando anda enredado en alguna actividad placentera aumentando nuestra sensación de bienestar hasta el infinito. Para empezar, solo hay que escoger el hilo más o menos delicado y una aguja con gancho específica, y empezar a tejer. Pero mejor que nos lo cuente en primera persona.
De la aguja, a la escritura. El crochet te ha llevado lejos.
Me apetecía compartir con mi comunidad de crocheteros y con quienes aún no se han iniciado el valor de lo artesanal, de eso que hacemos a mano, que es único e irrepetible. Frente al ritmo trepidante de nuestra vida, el crochet nos hace parar y, con la aguja en la mano, soñar. En el libro me he abierto en canal para contar episodios de vida, unos dolorosos y otros muy felices, que recuerdo con la aguja de ganchillo entre los dedos. Tejiendo he comprendido más de mí y de la vida. Necesitaba transmitir este potencial.
Has subtitulado "lecciones de vida que me enseñó el crochet". ¿Cuáles son esas enseñanzas?
Personalmente, he encontrado en el crochet mi terapia. Tejiendo gestiono mis emociones y ordeno mis ideas. Por esa razón he escrito el libro. Puntada a puntada, he ido descubriendo mi ritmo, he aprendido a valorar lo que de verdad importa. Observo más, relativizo algunas cosas y me siento mejor conmigo misma. El crochet me ha ayudado también a hacer las paces con el pasado y a focalizar mi energía en los nuevos comienzos. Exponer todo ello en 'Hecho a mano' ha sido realmente muy reparador.
El crochet me ha ayudado a hacer las paces con el pasado y a focalizar mi energía en los nuevos comienzos
¿Dirías que una hora de crochet equivale a una hora de yoga o de meditación?
Mientras tejemos, relajamos el cuerpo y la mente para vivir el presente. Igual que la meditación o el yoga, es una forma efectiva de romper con la inmediatez que reina en nuestras vidas y desconectar de los problemas para verlos desde una perspectiva diferente. Anclarnos a un mundo tejido con lentitud es otra forma de revolución.
¿Cómo diste con el encanto del crochet, una actividad que recuerda a nuestras abuelas?
Había visto tejer a mi madre y, de forma casual, la idea de aprender se me metió entre ceja y ceja. Coger la aguja en la edad adulta me pareció un reencuentro, algo muy romántico. Enseguida descubrí que tejer es una actividad muy similar a la vida en algunos aspectos. Imagino el diseño y me ilusiono con crearlo y perseguir un resultado único. Esa ilusión me ayuda a solventar cada obstáculo que pueda aparecer, pero sigo buscando el hilado perfecto y la textura idónea. He creado un pequeño imperio en mi taller a partir de una estantería con mi colección de bolsas de labores, una vela blanca de Loewe sobre la mesa, el ordenador… Es mi espacio seguro y silencioso que me hace sentir feliz y orgullosa de lo que he sido capaz de crear con mis propias manos.
Tejer es una actividad muy similar a la vida en algunos aspectos. Imagino el diseño y me ilusiono con crearlo y perseguir un resultado único
Aunque los niños de tu escuela infantil son todavía muy pequeños, ¿qué importancia tiene que ejerciten la paciencia?
Es una necesidad primordial en una sociedad acostumbrada a la inmediatez, a querer tener todo al instante. Son pequeños para tejer, pero no para trasladar algunos de los conceptos del crochet. La paciencia es uno de ellos. O aprender de tus propios errores. Cuando empecé a diseñar, las ganas me hacían ser un poco temeraria y me lanzaba sin pensar qué ovillo era el más adecuado para cada prenda. El resultado era un fracaso absoluto y me encontraba con prendas que jamás me pondría. Con el tiempo y la práctica, me volví más cauta.
¿Cuándo empezaste con el crochet tenías idea de todas estas posibilidades?
Desde el punto de vista creativo, no podía imaginar que acabaría trabajando para grandes marcas o creando piezas tan actuales que ya no puedo quitarlas de mi armario. En lo personal, me ha regalado un significado nuevo para mi vida y amistades increíbles. Mis días preferidos son aquellos en los que me reúno con lo que yo llamo mi tribu tejeril, un grupo de amigas unidas por las agujas de tejer. Somos diferentes en edad y personalidad, pero disfrutamos juntas. Esa comunidad me la ha regalado el crochet.
Mis días preferidos son aquellos en los que me reúno con mi tribu tejeril
Incluso los días de lluvia se han vuelto diferentes desde que crocheteo. Soy capaz de deleitarme con el sonido del agua o los grises del cielo acompañada de mis lanas en el sofá. Son cuatro movimientos que haces con tus manos, pero, una vez que los dominas, sientes que te comes el mundo. Puntada a puntada, tengo conversaciones conmigo misma sobre emociones y sentimientos. Por eso, 'Hecho a mano' es una forma de devolver lo que el crochet me ha dado.