Las 6 etapas (no oficiales) de la perimenopausia: entiende el aluvión de síntomas no obvios

El insomnio o la niebla mental son de los síntomas más conocidos. PEXELS
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¿Vas a la cocina a buscar una cosa y regresas sin ella porque olvidaste a qué habías ido?. ¿Te miras al espejo y tienes la sensación de que se te han caído encima todos los años del mundo?. ¿Tus articulaciones crujen como un helado crocante?. ¿No tienes ganas de hacer nada más que dormir?. ¿Te sientes incapaz de concentrarte incluso para redactar un simple mensaje de WhatsApp?

No te alarmes, no eres tú, son tus hormonas. Si rondas los 45 años y tus reglas han comenzado a ser irregulares, es muy probable que estés pasando esa etapa de transición hacia la menopausia, que los expertos definen como ‘perimenopausia’. Hay que puntualizar que este periodo se alarga más o menos en el tiempo según la persona y que, igual que tú, la “sufren” millones de mujeres en el mundo con aproximadamente los mismos síntomas que los tuyos.

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Para ofrecerte una explicación científica de lo que te está ocurriendo, hemos consultado un informe de la Asociación Española para el Estudio de la Menopausia (AEEM): “A medida que los ovarios dejan de funcionar, caen los niveles de estrógenos, lo que provoca los síntomas típicos de la menopausia (muy molestos y que a veces interfieren con la vida de la mujer) y que a menudo comienzan durante la transición a la menopausia, antes de dejar de tener reglas”, explica.

Etapas (no oficiales) de la perimenopausia

Para explicarlo en relación a otra etapa vital, se trataría de otra 'adolescencia', con unos cambios que han venido para quedarse y otros transitorios que acabarán pasando, pero que hay experimentarlos y, sobre todo, aceptarlos. Las fases (no oficiales) que los expertos indican son seis:

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Confusión

¿Qué me está pasando? Es la etapa en la que los nervios están a flor de piel, en la que lloras porque se han desteñido unos calcetines en la lavadora o en la que discutes con tu pareja porque dejó abierto el bote de pepinillos.

Niebla mental

La falta de concentración hace que te cuesten un mundo cosas tan sencillas como escribir una nota para avisar de que tu hijo no se queda a extraescolares porque tiene dentista (aunque muy probablemente se te haya olvidado la cita).

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"¿Podría ser la menopausia?”

En esta etapa recuerdas que tu madre se quejaba continuamente de su mal olor corporal o de los sofocos que experimentaba más o menos a tu edad y piensas (con cierta incredulidad mientras lo buscas en Google): “¿Estaré entrando en la menopausia?”.

Negación

Por las noches empapas tu pijama en sudor, ves michelines donde antes no tenías y tienes sueño a todas horas pero “por causas ajenas a tu reloj biológico” (te convences a ti misma de que hace demasiado calor en casa o que te estás pasando con la cantidad de aguacate en la tostada).

Identificación de los síntomas

Tu cuerpo se ha vuelto en tu contra y no puedes hacer nada para remediarlo. Pelos que no consigues sacar de tu barbilla, sudores nocturnos, kilos de más comiendo lo mismo, hinchazón, dolor en las articulaciones, sueño o visión borrosa. “¿A ver si va a tener razón todo eso que voy leyendo por ahí?", piensas.

Aceptación (o resignación)

El aluvión de síntomas y cambios en tu cuerpo es tal que tu búsqueda de información no se limita a internet y buscas ayuda profesional. Por fin obtienes la respuesta que buscabas: perimenopausia, “es lo que tengo, obvio”. Los síntomas seguirán un tiempo, pasarás de la risa al llanto y viceversa cientos de veces y sabrás que tiene una explicación. Aceptarlo es el primer paso para rebajar tu estado de ansiedad y buscar ayuda para paliar los molestos síntomas.