Neurólogo, sobre por qué nos sentimos enfermos aunque estemos sanos: "A todos nos ha pasado alguna vez"

Neurólogo, sobre por qué nos sentimos enfermos aunque estemos sanos
Algunos dolores no tienen explicación. getty images
  • Arturo Goicoechea, autor de 'Tu cuerpo habla. ¿Por qué me duele si no tengo nada?', nos explica con detalle por qué ocurre esto

  • A partir de miedos y creencias erróneas, el organismo aprende a defenderse como si existiese una amenaza, pero realmente está sano

  • Este dolor no patológico no se alivia con fármacos ni terapias, sino cambiando el relato en nuestra red neuronal

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Muchas personas se sentirán identificados al leer al leer el último libro del neurólogo Arturo Goicoechea (Mondragón, 1946), 'Tu cuerpo habla. ¿Por qué me duele si no tengo nada?' (editorial Vergara). El título es una pregunta común que se hacen aquellas personas cansadas de acudir a los médicos sin encontrar explicación, y mucho menos solución. Pacientes hartos de escuchar que “todo es normal”, “no tienes nada” o “es solo depresión” cuando buscan el porqué de su dolor.

Tu cuerpo habla
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Goicoechea es pionero en España en la investigación de los llamados síntomas sin explicación médica y en neurobiología del dolor. En la conversación nos va desvelando por qué existen estos síntomas sin causa y cómo podemos librarnos de ellos. Su propuesta empieza por desmitificar creencias erróneas sobre el dolor y cambiar el arsenal terapéutico y farmacológico, que no da resultado, por un modelo pedagógico basado en la información para desaprender conductas y reprogramar las respuestas del cerebro. Decididamente, este neurólogo, que desde niño combina la pasión por la medicina con la música, se resiste a que cronifiquemos el dolor.

Como dice, recordando a Groucho Marx, es su relato profesional: "Si no te convence, lo siento. No tengo otros". Además de neurólogo, ha sido paciente. Conoció el dolor en su propia carne durante años. Pero experimentó consigo mismo e investigó. Se quitó miedos y cambió su relato del dolor. Aprendió una gran lección que hoy plasma en su libro: "Solo el conocimiento te puede inmunizar frente a los cuentos chinos y de hadas".

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ARTURO GOICOECHEA VICTORIANO IZQUIERDO

¿El dolor físico es el mayor padecimiento humano?

A todos nos ha pasado alguna vez. La gran confusión llega cuando no existe una patología que lo justifique. No es un dolor imaginario. Es el organismo el que actúa como si existiese una amenaza. Intervienen muchos factores, como memoria, emociones, miedos, incertidumbre, cognición…

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Dedica su libro al dolor sin causa médica. ¿Cómo lo explica?

Algunos dolores tienen explicación en un tejido que está dañado, pero otros surgen sin un motivo. Sentir dolor no siempre significa que exista daño real en nuestros tejidos ni una razón biológica. El problema está en el sistema de alarma del cuerpo y no en un daño físico. Podemos sentir dolor, aunque nuestro organismo esté sano, porque realmente surge en la red neuronal. Si es por una lesión en los tejidos, actuamos en ellos. Si no hay lesión, debe trabajarse la narrativa errónea que ha construido el organismo.

El problema está en el sistema de alarma del cuerpo y no en un daño físico

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¿Por qué duele tanto si no hay nada patológico?

No siempre somos conscientes de que lo que percibimos es un producto de la imaginación, el miedo la incertidumbre… El dolor que se percibe es real, pero no hay ningún tejido dañado ni amenaza. Nos aferramos a la apariencia, a lo que se muestra en la pantalla de la conciencia, dando por sentado que es el fiel reflejo de la realidad. El relato contiene un error. Está en nuestra mano controlar la función imaginativa y minimizar sus consecuencias negativas, pero necesitamos información, en lugar de caer en conductas de adicción a fármacos que solo aportan efectos secundarios.

¿El dolor no nace donde se siente?

Es una sensación que confunde a los pacientes. Se trata de un proceso biológico de nuestro cerebro. Es como el sonido. Lo que llega a nuestras células sensoriales son las vibraciones. Si siempre sintiéramos el dolor donde se genera, en la red neuronal, entonces una herida en el pie, el abdomen, una mano, la sentiríamos indistintamente como dolor de cabeza.

¿Esto explica el dolor en un miembro amputado?

Para el organismo ese miembro sigue ahí, aunque esa persona sepa que lo ha perdido.

Arturo Goicoechea

Las personas con dolor crónico sufren un calvario en búsqueda de alivio.

Necesitamos mucha información. Hemos avanzado, pero aún se actúa de manera equivocada. Esos pacientes que se encuentran molestos, cansados o incapacitados para seguir una vida normal pasan por muchos especialistas y unos médicos derivan a otros, sin que ninguno encuentre nada anormal en sus tejidos. ¿Existe dolor? Pues claro. Agotan las terapias y soluciones farmacológicas y no saben qué más hacer. Hay que educar al paciente en el nuevo paradigma. Hay amplia evidencia de los buenos resultados obtenidos educando a los pacientes en los nuevos conceptos. Deben convencerse de que su cuerpo es normal.

Estas personas agotan las terapias y soluciones farmacológicas y no saben qué más hacer

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¿La migraña es también producto de una narrativa errónea?

Yo mismo creía que era una enfermedad cerebral de base genética, que generaba un estado de hiperexcitabilidad neuronal que se expresaba con dolor, vómitos e intolerancia sensorial, espontáneamente o por la acción de desencadenantes diversos. Que los pacientes no respondían a los fármacos por motivos psicológicos o que lo podían todo si los expertos los prescribíamos pronto y correctamente. Estas creencias perdieron fuerza por la evidencia de los fracasos reiterados. Cambié información médica por información biológica. Llevé lo creído al desván. Un antibiótico puede acabar con un germen que nos destruye porque contiene la virtud de eliminarlo. La insulina salva vidas. Pero esto no podemos trasladarlo a la migraña. El organismo acaba dando por buenas creencias erróneas alimentadas por la cultura popular y de los expertos. Si sopla viento del sur y me duele la cabeza es porque mi organismo atribuye al viento la capacidad de dañar la cabeza.

¿Y qué me dice del dolor de rodilla cuando hay humedad?

De nuevo damos por buenas informaciones como que la humedad afecta a las articulaciones provocando dolor. El sistema nervioso aprende esa amenaza y empieza a protegerse. El dolor es esa expresión de su necesidad de protección. La realidad es que la humedad no afecta a la integridad de los tejidos. Podríamos extender la cuestión a otros síntomas y ofrecer también una educación terapéutica en neurociencia del mareo, del cansancio, del insomnio, del vértigo, de la falta de concentración, del desánimo, de la ansiedad. Tenemos un problema serio con el relato. Siempre lo hemos tenido. Es hora de actualizarlo.

Tenemos un problema serio con el relato

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¿Por qué cuesta tanto creer a un paciente que padece fibromialgia?

Me parece una inmoralidad. Que no exista daño en los tejidos ni riesgo de que se produzca no invalida la percepción de dolor del paciente. Los síntomas son reales. El origen está en el cerebro y en su percepción. No podemos ignorarlo ni pensar que se trata de algo psicológico.

Hay pacientes que se sienten culpables de su malestar.

En los síntomas sin explicación médica, evidentemente el paciente no es culpable, sino víctima de un relato construido por la cultura experta, a espaldas de la biología, de la inteligencia natural, del aprendizaje basado en la evidencia de los sucesos reales. Son los expertos los que tienen que reconocer su responsabilidad y ayudar a las víctimas a salir del atolladero. Hay que analizar su relato y conocer cómo se ha gestado. Se sobrevalora el papel de la genética, de los traumas del pasado, de la dieta, del mal dormir y del escaso ejercicio, y se infravalora el de la información. Indudablemente hay hábitos más saludables que otros y todo está relacionado con todo. El organismo es un sistema complejo. Una dieta poco saludable puede explicar por qué hemos padecido un infarto al cabo de los años, pero no por qué sentimos dolor en el pecho cuando todo es normal.

Se sobrevalora el papel de la genética, de los traumas del pasado, de la dieta, del mal dormir y del escaso ejercicio

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¿Cómo lidiar entonces con este tipo de dolor?

El paciente necesita un cambio en la educación terapéutica, convencerse de que su organismo está bien, pero, por desconocimiento y adoctrinamiento, ha construido un relato falso, influido por todo tipo de expertos. Lo que debe hacer es modificarlo y volver a funcionar sin miedo. Necesitamos desactivar falacias del tipo "a mí me funciona", "los expertos afirman" o el principio de que todos los alimentos pueden ser venenosos o mal tolerados. Tu organismo está capacitado para vivir en libertad con una garantía razonable, pero está en un bucle de alerta y protección.

¿La solución entonces no es farmacológica?

Las terapias que alivian el dolor cuando existe una patología en la zona que duele son útiles. En ausencia de patología, ese cambio tiene que darse en los circuitos neuronales. El paciente pide un diagnóstico y un tratamiento o una terapia, pero lo que necesita es una modificación en su narrativa, corregir en el cerebro esos errores que desatan un sistema de alerta. Llevo muchos años dedicado al estudio de la conciencia, que es donde se activa cuando el organismo percibe erróneamente una amenaza y sé que no se resuelve con ibuprofenos o similares, sino analizando y saneando el relato, con conocimiento. Desaprendiendo lo aprendido.

No se resuelve con ibuprofenos o similares, sino analizando y saneando el relato. Desaprendiendo lo aprendido.

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¿Lo que propone es una operación limpieza?

El organismo acumula en su caja negra todo tipo de cachivaches culturales que debieran eliminarse por no aportar conocimiento, sino ignorancia, indefensión, dependencia y soledad. Probamos todos los credos, con sus propuestas de diagnósticos y terapias, por si funcionan, convirtiendo el hogar del organismo en una acumulación improductiva de datos. Vendría bien un servicio de limpieza que dejara lo justo y eliminara lo que no es más que basura.