Neurólogo, sobre cómo funciona el cerebro de los artistas: "No hay que mitificar a Kahlo, Warhol o Dostoievski"

Andy Warhol, artista plástico que impulsó el pop art.
  • El científico mexicano llega a España desde Berlín, donde ejerce la medicina, para presentarnos su libro Mentes geniales

  • En él explora el cerebro de grandes artistas: "Sufrir una psicopatología no aumenta nuestra capacidad creativa"

  • Es un error, dice, mitificar la figura del genio atormentado, idealizar la enfermedad mental o creer que la epilepsia es un castigo

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¿Los trastornos mentales influyeron en la obra de artistas como Dostoyevski, Van Gogh y Frida Kahlo? ¿Existe algún patrón común en la actividad cerebral de los artistas que padecían trastornos como epilepsia, esquizofrenia o trastorno bipolar? ¿El consumo de psicodélicos nos puede convertir en genios? ¿La IA podrá replicar la creatividad humana? Un firme compromiso personal con las humanidades, y especialmente el arte, ha llevado al neurólogo Mario de la Piedra (Ciudad de México, 1991) a interesarse por la obra de grandes genios y sus afecciones mentales. Y todas las preguntas anteriores las resume en una: ¿Puede explicar la neurociencia la genialidad?

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Ha venido desde Berlín, la ciudad alemana en la que ejerce como neurólogo en el Hospital Unfallkrankenhaus Berlin (UKB), para presentarnos 'Mentes geniales' (editorial Debate), un tratado para entender cómo funciona el cerebro de los genios. A través de Dostoyevski, Borges, Kandinsky, Van Gogh, Frida Kahlo, Andy Warhol o Leonora Carrington, De la Piedra entabla un diálogo muy sugerente entre la ciencia y las artes.

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Su libro nos lleva hasta los orígenes de nuestra especie. ¿Qué significaba la capacidad artística?

A falta de fuerza, velocidad o resistencia de otras criaturas, nuestra capacidad mental nos eleva desde nuestros orígenes. La música, el arte y el lenguaje son los pilares de nuestra singularidad. La creación de objetos artísticos de los primeros humanos fueron un salto cognitivo hacia el pensamiento abstracto. Pintar un hombre o un animal sobre una roca, más que copiar la realidad, es aceptarnos como observadores, admitir que existe una separación entre el yo y todo lo que me rodea. Esos primeros esbozos definieron nuestro lugar en la tierra.

Vargas Llosa destacó en su discurso de aceptación del Premio Nobel, en 2010, que aprender a leer a los cinco años fue "la cosa más importante" que le había pasado en la vida.

El lenguaje escrito es un acto revolucionario como especie. Leer, además de un privilegio, es una transformación, una forma de vencer al espacio y al tiempo. De todas las manifestaciones artísticas, tal vez la literatura sea la que más nos acerca como individuos. Al abrir un libro, ese río de tinta y símbolos extraños cobra vida. Como decía, Carl Sagan, cuando se empieza a leer, se entra en la mente de otra persona. Nos permite también experimentar distintas vidas. La ficción, más que un mero entretenimiento, es una herramienta evolutiva de supervivencia.

Leer a Dostoievski es abrir un tratado de la psicología humana. ¿La epilepsia moldeó su escritura?

Leer su obra es reconocerse en un espejo de contradicciones. No solo representa la complejidad de la psicología humana, sino que hace una descripción fidedigna de sus patologías. La epilepsia, en esos tiempos intratable, fue un eje fundamental tanto en su vida como en la de sus personajes. Seis de ellos la padecen y, en la mayoría de los casos, la enfermedad define el desenlace de la historia. Tal vez el más entrañable sea el príncipe Mishkin, también epiléptico, en 'El idiota' (1868). Es un individuo que se encuentra encerrado dentro de sí mismo. En esa exploración del yo el autor cimenta su literatura, sobre todo en el dolor personal. Su propuesta es que un instante de dicha puede eximir toda una vida de miseria.

Un instante de dicha puede eximir toda una vida de miseria

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¿Cómo se explica desde la neurología?

La epilepsia es un trastorno del sistema nervioso por el cual el tejido cerebral se ve alterado y es propicio a sufrir ataques (o crisis). En el caso de Dostoievski, está precedido de un aura con sentimiento de bienestar y aumento de la autoconsciencia. Pensó en que en su estado epiléptico había una etapa antes de la crisis (si esta ocurría cuando estaba despierto) en la que, en medio de la tristeza, la oscuridad mental, la depresión, le parecía que su cerebro se encendía por unos instantes, y con un impulso extraordinario todas sus fuerzas vitales alcanzaban de golpe el máximo grado de tensión. Esta sensación duraba lo que un relámpago, suficiente para su conclusión: ¿Qué importa que sea una enfermedad si el resultado muestra ser en alto grado armonía y belleza? La epilepsia alimentó la construcción de su narrativa y de su propia existencia.

¿La genialidad le vino de la patología?

Al contrario, la brillantez del artista consistió en encontrar en el padecimiento la materia para iluminar su obra. Dostoievski naufragó en los mares oscuros de la naturaleza humana y construyó un faro que nos recuerda que, aun en un mundo lleno de miserias, la belleza puede salvarnos.

Con la epilepsia construyó un faro que nos recuerda que, aun en un mundo lleno de miserias, la belleza puede salvarnos

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¿Fue también el caso de Frida Kahlo?

Su arte está encadenado a su condición clínica y el dolor físico y mental. Nació con espina bífida, una anomalía congénita de la columna y la médula espinal. Su pintura nos otorga pistas de este defecto sin la necesidad de técnicas radiológicas. Lo que el agua me dio (1939) evoca el drama de su vida. A los seis años, Kahlo contrajo poliomielitis, una enfermedad que afecta los nervios de la médula espinal y que puede causar parálisis de las extremidades. Y el accidente con el tranvía con dieciocho años transformó su vida de forma violenta. Anclada a la cama por un corsé de yeso, comenzó a pintar para combatir los meses de dolor y de aburrimiento.

En sus retratos se asientan el drama y el dinamismo de una vida siempre al límite. A pesar de esto, habría que borrar del imaginario la estampa de víctima. Las cicatrices nunca pudieron ocultar su intenso amor por la existencia. Prueba de ello es el último cuadro que pintó, ocho días antes morir. Lleno de colores vibrantes y pintado en la Casa Azul de su Coyoacán natal, las letras en mayúscula que brotan de una sandía, una fruta de coraza impenetrable que protege un corazón tierno, exhiben su resolución final: "Viva la vida".

Hoy el consejo universal es resiliencia. ¿Es un concepto biológico?

Más que una palabra en boga, la resiliencia en las neurociencias es un conjunto de procesos biológicos, dinámicos y complejos mediante los cuales los individuos mantienen su bienestar psicológico ante situaciones adversas. La resiliencia es la regla y no la excepción. La resiliencia debe entenderse como una respuesta adaptativa de estos y otros circuitos neuronales que median las emociones y el comportamiento.

Franz Liszt era capaz de visualizar la música. ¿Cómo es eso?

Es una condición conocida como sinestesia, por la que la estimulación de un sentido produce una experiencia en un sentido distinto. Liszt era un sinestésico auditivo-visual, alguien que asociaba colores a ciertos sonidos. Es solo es una de las más de sesenta variedades conocidas de sinestesia, que incluye percibir sabores al escuchar palabras o dotar de personalidades a símbolos como letras y números. Casi todos los estudios concuerdan en que existe una carga familiar muy importante ligada al cromosoma X. En 1989, un estudio determinó que hasta el 23 por ciento de los estudiantes de Bellas Artes presentaba esta condición, un porcentaje mucho mayor que el de la población general. Entre la larga lista de artistas sinestésicos se encuentran Baudelaire, Rimbaud y el pintor ruso Kandinski. Al escuchar música mientras pintaba, afirmaba que a cada color le correspondía un tono. Al amarillo, notas de trompeta, y al azul claro, de flautas. Pero no hay que ser Liszt o Kandinski para vivir una experiencia sinestésica, ni el hecho de ser sinestésicos nos convierte automáticamente en artistas.

No hay que ser Kandinski para vivir una experiencia sinestésica, ni el hecho de ser sinestésicos nos convierte en artistas

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¿La colección de latas de sopa Campbell de Andy Warhol o la serie de retratos de Marilyn son resultado de una enfermedad mental?

Se ha especulado que se encontraba dentro del espectro autista. Durante toda su vida adulta, almorzó la misma marca de sopa, coleccionó obsesivamente objetos cotidianos y se refugió en las rutinas. La repetición y ese comportamiento inflexible son condiciones en el diagnóstico del autismo, y Warhol hizo de ellos el emblema de su arte. Sin embargo, no debe suponerse que Andy Warhol o cualquier individuo en el espectro autista padece una enfermedad mental, sino variaciones del comportamiento. Es cierto que representan un factor de riesgo para padecer una enfermedad mental.

La figura del genio atormentado forma parte de nuestro imaginario.

En la antigua Grecia, Aristóteles ya escribió que "ninguna mente grandiosa ha existido sin un punto de locura". Vincent van Gogh, Robert Schumann, Ludwig van Beethoven, Sylvia Plath, Virginia Woolf, Ernest Hemingway… son solo algunos. Cuando le preguntaron al genio matemático John Nash, ganador del Premio Nobel y esquizofrénico, por qué creía que los alienígenas lo habían elegido para salvar el mundo, él contestó: "Porque las ideas sobrenaturales me llegan de la misma manera que las soluciones matemáticas, me las tengo que tomar en serio".

¿No existe relación directa entre creatividad y enfermedad mental?

Es una idea romántica que ha saturado nuestra imaginación. Expresar una psicopatología no aumenta la posibilidad de ejercer una profesión creativa y afirmar lo contrario mitifica la figura del genio atormentado e idealiza las enfermedades mentales. No dista mucho de otorgarle a estas un valor místico o sobrenatural, de creer que la epilepsia es un castigo de los dioses. Estas concepciones falsas ocasionan mucho sufrimiento. Al contrario que la genialidad, las enfermedades mentales son un fenómeno relativamente común. La mayoría de las personas creativas no padece una enfermedad mental. Como sociedad, es fundamental reconocer la importancia de las enfermedades mentales en vez de generar tabús. La genialidad de artistas como Dostoievski o Van Gogh radica en que, a pesar de sus condiciones físicas, mentales y materiales, fueron capaces de trascender a través de su obra.

La genialidad de Dostoievski o Van Gogh radica en que, a pesar de sus condiciones físicas, mentales y materiales, trascendieron a través de su obra

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¿La IA replicará algún día la genialidad del artista?

Los algoritmos no son autónomos, necesitan de la interacción humana para recibir inputs y generar outputs. Aun en su forma más simple, existe una labor creativa. Ya sea adquiriendo nuevas habilidades, seleccionando mejor el input o posteditando, el artista digital debe imponer su visión sobre la obra. Más que una amenaza, abre nuevas posibilidades.