El fisioterapeuta Toni Pérez desmonta el mito de las contracturas: “No son nudos, son músculos sobrecargados”

Toni Pérez afirma que es importante comprender lo que sucede realmente: es una reacción del músculo ante un desequilibrio.
El término contractura se refiere a una contracción permanente en el tiempo, lo que resulta imposible salvo que exista un problema neurológico grave
En el ámbito médico, el término 'contractura' no figura como tal en los diccionarios especializados. Sin embargo, es común y comprensible cuando alguien menciona que sufre una “contractura en el cuello”. Automáticamente pensamos en un músculo tenso, rígido, como si estuviera “enganchado”.
Así lo explica en una entrevista con Europa Press Salud Infosalus el fisioterapeuta Toni Pérez, conocido por su presencia en redes sociales, donde cuenta con más de dos millones de seguidores, y quien acaba de lanzar el libro No te lesiones más con la editorial Libros Cúpula.
"La cuestión no es que no existan como tal las contracturas, sino que no existen tal y como se dicen. Es decir, el término contractura significa realmente una contracción permanente en el tiempo y esto es imposible salvo que haya un problema neurológico grave y presente, aparte de rigidez", remarca.
Según explica, no se trata de un nudo o de un bulto como tal, sino de un dolor muscular originado por una causa concreta, que puede deberse a una sobrecarga, fatiga o un estímulo que supera nuestro umbral de tolerancia. “Esta lesión puede ser permanente en el tiempo, haciendo que el músculo tenga menos fuerza y se haga más débil”, añade.
Toni Pérez recalca que el vocablo 'contractura' es más bien un término genérico. "Es verdad que el músculo se siente duro al tacto, que duele, y que molesta cuando te mueves. Pero, ¿qué está pasando ahí dentro? Por que un músculo no se anuda, ni se agarrota, la palabra 'contractura' hace referencia a una contracción mantenida", sostiene.
¿Por qué funcionan los masajes en estos casos?
Entonces, ¿por qué sentimos alivio después de un masaje?, le preguntan. El fisioterapeuta apunta que un músculo no es capaz de mantener una contracción durante largos periodos porque se fatiga y deja de contraerse.
“Todos en casa tenemos un tarro de miel, y el músculo es como el tarro, que si llevas un par de días la miel está dura, pero si con un palo le das vueltas, se empieza a reblandecer. Es un fenómeno físico o 'estado gel' de la materia, por lo que cuando le das movimiento empieza a reblandecerse, y por eso tenemos esa rigidez matutina, y una vez nos vamos moviendo, o mediante un masaje, se reblandece y mejoran nuestros síntomas”, asevera.
Puedes seguir llamándolo 'contractura', pero, según él, es importante comprender lo que sucede realmente: es una reacción del músculo ante un desequilibrio. Puede tratarse de fatiga, de una postura mantenida durante mucho tiempo o de una carga excesiva.
Como consecuencia, el músculo entra en una especie de modo defensivo, aumentando su tensión y reduciendo su capacidad para relajarse.
Una sobrecarga o punto gatillo
Eso que sentimos como una zona abultada o rígida, en realidad es, según Pérez, una sobrecarga muscular. "De hecho, en el mundo de la fisioterapia y la medicina en lugar de contractura hablamos de 'sobrecarga', de puntos gatillo', o de 'espasmos musculares'", detalla.
A modo de ejemplo, menciona los conocidos 'nudos', que no son otra cosa que áreas musculares con escasa capacidad de fuerza y que permanecen contraídas, provocando dolor al presionarlas e incluso irradiando a otras zonas. “Se trata de la sobrecarga en el músculo que deja de hacer bien su función. Por ejemplo, tienes un nudo en el trapecio y te duele la cabeza. Sí, todo está conectado”, concluye el experto.