La primera pastilla para alargar la vida de tu perro: “Podrían ganar el equivalente a 24 años humanos”

El objetivo de la empresa es ofrecer el tratamiento a un precio inferior a los 100 dólares mensuales
¿Por qué los humanos vivimos más que nuestros perros?
Dos ensayos clínicos en Estados Unidos están probando una idea que hasta hace poco parecía de ciencia ficción, la de alargar la vida de los perros a través de una serie de medicamentos científicamente probados. Si los resultados son positivos, el salto posterior de estas soluciones hacia la medicina humana podría estar más cerca de lo previsto. Por ahora, la pastilla diaria desarrollada por la empresa Loyal y el uso de rapamicina en el Dog Aging Project están aún en fase de prueba, aunque avanzada, y con miles de mascotas implicadas en el proceso.
Dos ensayos clínicos que marcan un hito
Más de 1.300 perros participan en el ensayo STAY, que administra una pastilla diaria (LOY-002) en colaboración con más de 70 clínicas veterinarias en EE. UU. Esta fórmula busca prolongar la vida de los perros mayores sin afectar a su apetito, ni tampoco provocar efectos secundarios adversos en los animales.
De forma paralela, hay otra prueba médica similar, el ensayo TRIAD, desarrollado por el Dog Aging Project en conjunto con Texas A&M, que estudia los efectos de la rapamicina en unos 850 canes para verificar su impacto en longevidad y salud metabólica.
Ambos ensayos tiene como objetivo principal conseguir prolongar la vida de los perros hasta un 30%. De conseguirlo, esto supondría tener a nuestros compañeros con nosotros entre 2 y 3 años de vida canina adicionales, lo que en años humanos se traduce, según los modelos empleados, en una ganancia estimada de hasta 24 años, si sirvieran estos mismo tratamientos con nosotros.
El avance más significativo para estas innovaciones llegó de la agencia reguladora estadounidense FDA. En febrero de 2025, la FDA aceptó la solicitud de Loyal para considerar que existe una “razonable expectativa de eficacia” del medicamento LOY-002, un paso necesario antes de su posible aprobación completa. Según el comunicado oficial emitido por la propia empresa, esto la convierte en la primera compañía en obtener este tipo de reconocimiento para un fármaco que busca alargar la vida de perros.
Esta noticia no supone todavía su inmediata comercialización, ya que quedan pendientes la validación definitiva de seguridad y la capacidad de fabricación. Según el calendario previsto por Loyal, esperan presentar la documentación final antes de acabar 2025.

¿Cuánto costará y cómo funciona?
El objetivo de la empresa es ofrecer el tratamiento a un precio inferior a los 100 dólares mensuales. Así lo confirmó su fundadora, Celine Halioua, al Washington Post, afirmando que “La salud no debería ser un lujo, ni para los humanos ni para sus perros”.
La fórmula de LOY‑002 está basada en compuestos que imitan los efectos beneficiosos de la restricción calórica, una práctica que en roedores ha demostrado ralentizar el envejecimiento. Sin embargo, no reduce el apetito ni la ingesta de alimentos, y está orientada exclusivamente a perros mayores de razas medianas y grandes.
El potencial humano: ¿y si esto funciona?
La investigación sobre longevidad en perros no son solo una cuestión de bienestar animal. Nuestros fieles amigos, los canes, viven con los humanos, desarrollan enfermedades similares (como cáncer, diabetes o artritis) y están expuestos a entornos similares. Por eso, en palabras de la propia Halioua, los perros son “modelos translacionales únicos” para evaluar futuras terapias en humanos.
El mencionado Dog Aging Project, por ejemplo, recibió en abril de 2024 una subvención de 7 millones de dólares del Instituto Nacional de Salud de EE. UU. para ampliar su estudio con rapamicina, un fármaco inmunosupresor ya aprobado para humanos y usado en trasplantes, pero cuyo potencial antienvejecimiento en dosis bajas está aún objeto de investigación.
Todo esto indica que estamos ante el inicio de un nuevo paradigma en medicina veterinaria, con implicaciones bioéticas, científicas y económicas. El resultado de estos ensayos será clave: si se demuestra que los perros pueden vivir más y mejor, la pregunta dejará de ser “¿por qué hacerlo?” y pasará a ser “¿por qué no extenderlo a los humanos?”.
En palabras de Halioua, “si la gente ve que sus perros ganan años de vida y calidad, estarán más dispuestos a pensar que ellos también pueden hacerlo”.

