Cuando la celiaquía afecta a los ojos: "El diagnóstico precoz y seguimiento son clave"

Esta dolencia puede desencadenar desde irritación ocular hasta pérdida de visión
Celiaquía después de los 50, un diagnóstico cada vez más común
Aunque la enfermedad celíaca se asocia sobre todo con problemas digestivos, su impacto puede ir mucho más allá del intestino. La mala absorción de nutrientes esenciales para la salud ocular, como puede ser el caso de las vitaminas A, D y E, zinc o ácido fólico, es una de las consecuencias documentadas en los pacientes con esta dolencia, y puede desencadenar desde irritación ocular hasta pérdida de visión. Así lo advierte oftalmólogos de Miranza: “provoca trastornos oculares y patologías oculares inflamatorias debido a la mala absorción de nutrientes esenciales para la visión”.
Ojo seco: el síntoma más frecuente
En personas celíacas, la celiaquía puede provocar una reducción en la cantidad de lágrimas y alterar su composición natural, convirtiendo al ojo seco en el trastorno ocular más común. Los síntomas que presenta son irritación, sensación de arenilla y fatiga visual, que suelen ser la primera señal de que la mala absorción de nutrientes está afectando a la superficie ocular.
El especialista de Miranza, Álvaro Martín, subraya un dato clave: la deficiencia de vitamina A “puede causar problemas como xeroftalmía (sequedad ocular grave) y dificultad para adaptarse a la oscuridad, conocida como ceguera nocturna”. En casos severos, la carencia prolongada de vitamina A puede provocar úlceras corneales y, finalmente, pérdida de visión.
Cataratas y déficit de vitamina D
El riesgo de cataratas también se incrementa con la celiaquía. La formación de cataratas está asociada a la intolerancia al gluten motivada por la deficiencia de vitamina D. Los niveles bajos de vitamina D y calcio interrumpen la homeostasis de calcio del cristalino, lo que incrementa el riesgo de formación de cataratas.
En este sentido, la Sociedad Española de Oftalmología señala que el cristalino es especialmente sensible a alteraciones del equilibrio de calcio, y que los déficits nutricionales pueden acelerar la opacificación, especialmente en pacientes con enfermedades sistémicas no controladas.

Inflamación ocular y complicaciones autoinmunes
La celiaquía también está asociada a un mayor riesgo de desarrollar patologías oculares inflamatorias como la escleritis (inflamación de la esclerótica) y la uveítis (inflamación de la úvea).
En los casos más complejos, puede producirse neuropatía óptica, que afecta al nervio óptico y puede provocar pérdida de visión, u orbitopatía tiroidea, produciendo inflamación que se traduce en ojos hinchados o rojos. Esta última se desarrolla cuando las defensas atacan tanto a la glándula tiroides como a la grasa y músculos alrededor de los ojos, un proceso inflamatorio de base autoinmune.
La importancia de un diagnóstico a tiempo
En España, la Federación de Asociaciones de Celíacos (FACE) estima que la enfermedad celíaca afecta aproximadamente al 1% de la población, aunque hasta un 75% de los casos podrían no estar diagnosticados debido a la variedad de síntomas y su aparición progresiva. Esto significa, a su vez, que miles de personas pueden estar desarrollando complicaciones oculares sin saber que el origen está en la intolerancia al gluten.
La ausencia de diagnóstico implica una exposición prolongada al gluten y, con ella, un daño intestinal crónico que impide la correcta absorción de vitaminas y minerales, comprometiendo la función ocular. “Un diagnóstico precoz y un seguimiento multidisciplinar son clave para preservar la salud visual de los pacientes celiacos” afirman el doctor Martín
Es por eso que la detección temprana y el manejo adecuado de la celiaquía son fundamentales para mitigar su impacto en la salud ocular. La adherencia a una dieta estrictamente libre de gluten mejora la absorción de nutrientes y reduce la inflamación sistémica, disminuyendo el riesgo de patologías oculares.
Los especialistas recomiendan realizarse revisiones oftalmológicas periódicas para detectar de forma precoz posibles cambios en la visión, especialmente en pacientes celíacos con síntomas visuales o en riesgo de deficiencias nutricionales. El uso de lágrimas artificiales puede aliviar el ojo seco, mientras que la suplementación de vitaminas A y D, siempre bajo supervisión médica, ayuda a prevenir el deterioro visual.
La Clínica Barraquer advierte que “en algunos casos, la suplementación es necesaria incluso con dieta libre de gluten, para corregir déficits previos y prevenir daños mayores”.
Por todo esto, conviene tener en mente que la intolerancia al gluten no diagnosticada o mal controlada no solo afecta al sistema digestivo, sino que también puede poner en compromiso la visión de forma grave. Ojo seco, cataratas, ceguera nocturna, inflamaciones o neuropatías ópticas son algunas de las complicaciones posibles. Una dieta libre de gluten, suplementación específica y controles oftalmológicos regulares son las herramientas para preservar la salud visual y frenar el impacto de esta enfermedad sistémica.

