Tu personalidad también podría determinar cuánto vas a vivir: lo que dice la ciencia

Un estudio demuestra que no hace falta un test psicológico complejo para conocer cómo influye tu personalidad en tu salud
¿Por qué nuestros mayores tienen mejor salud mental que hace 30 años?
No es solo lo que comes o cuánto te mueves. Según una reciente investigación presentada en el congreso de la Asociación Americana de Psicología, la forma en que te describes a ti mismo, con palabras como “organizado”, “servicial” o “malhumorado”, puede ofrecer pistas significativas sobre tu esperanza de vida.
El trabajo, liderado por la doctora Eileen Graham, psicóloga de la Facultad de Medicina Feinberg de la Universidad Northwestern (EE. UU.), analizó los datos de más de 6.000 adultos y encontró que las autoevaluaciones de personalidad realizadas con solo 12 adjetivos podían predecir la longevidad con una precisión comparable a los modelos psicológicos tradicionales, como el conocido sistema de los Cinco Grandes Rasgos de Personalidad.
¿Qué rasgos se asocian con una vida más larga?
El equipo pidió a los participantes que seleccionaran, de una lista de 24 adjetivos, los que mejor describían su forma de ser. Entre los que más se asociaron con una mayor longevidad estaban:
- Organizado
- Activo
- Servicial
- Responsable
En cambio, los que se asociaban con menor esperanza de vida incluían:
- Malhumorado
- Impulsivo
- Nervioso
- Perezoso
Según Graham, estos rasgos no solo reflejan el carácter de una persona, sino que también anticipan conductas clave que afectan la salud a largo plazo: “Ser organizado o responsable probablemente ayude a recordar medicación, cumplir rutinas de ejercicio o llevar una dieta equilibrada. Mientras que alguien impulsivo o con estados de ánimo variables puede tener más conductas de riesgo”, explicó durante la conferencia.
Eso sí, hay que tener en cuenta que la idea de que la personalidad influye en cuánto vivimos no es nueva. Lo novedoso de este estudio es su método abreviado: un conjunto reducido de adjetivos que ha bastado para igualar, en términos predictivos, a los modelos Big Five que requieren largas escalas y cuestionarios.
Ya en 2009, un estudio del Baltimore Longitudinal Study of Aging señalaba que los rasgos de actividad, estabilidad emocional y responsabilidad se asociaban con menores tasas de mortalidad, hasta el punto de que cada desviación estándar en esos rasgos suponía una reducción del riesgo de muerte de entre el 13% y el 27%.
De forma más reciente, otro estudio publicado en Psychological Science in the Public Interest señaló que el rasgo de consciencia es el más consistente para predecir una vida larga, asociado a hábitos saludables y menor exposición a comportamientos de riesgo.

Cómo puede afectar tu forma de ser
El vínculo entre personalidad y longevidad se explica, en gran parte, por las conductas intermedias que los rasgos fomentan o dificultan. Así, las personas más organizadas y activas tienden a planificar sus cuidados médicos, evitar excesos y mantener rutinas saludables. Por el contrario, los individuos más impulsivos o irritables presentan mayor riesgo de sedentarismo, consumo de sustancias o menor adherencia a tratamientos médicos. La resiliencia emocional, asociada con rasgos como la estabilidad o la amabilidad, también protege frente al estrés crónico y el deterioro físico.
Además, la personalidad afecta a la calidad de las relaciones sociales, otro factor clave en la longevidad. Personas con alta amabilidad o extraversión suelen tener redes de apoyo más sólidas, fundamentales en la vejez.
¿Se puede cambiar la personalidad para vivir más?
La psicología contemporánea reconoce que, aunque los rasgos tienen cierta estabilidad a lo largo del tiempo, sí pueden modificarse parcialmente, sobre todo mediante terapia, cambios vitales o entrenamiento de hábitos. No se trata de cambiar quién eres, sino de potenciar los aspectos de tu carácter que favorecen la salud y amortiguar aquellos que la perjudican.
Por ejemplo, practicar la autorregulación emocional, fomentar la constancia o mejorar la planificación son estrategias asociadas a una mayor esperanza de vida, incluso sin alterar radicalmente la estructura de tu personalidad.
En definitiva, este nuevo estudio demuestra que no hace falta un test psicológico complejo para conocer cómo influye tu personalidad en tu salud. Bastan unos pocos adjetivos clave para reflejar patrones profundos que inciden en cómo comes, te mueves, duermes, te cuidas o enfrentas el estrés.
Y aunque el destino no está escrito en un rasgo, ser consciente de tu perfil emocional y conductual puede ayudarte a tomar decisiones más saludables y sostenibles. En ese sentido, conocer tu forma de ser ya no es solo una cuestión de introspección: también puede ser una brújula para vivir mejor… y quizá más tiempo.

