Las otra cara de las celulas T: la hiperrespuesta inmunitaria provoca pacientes graves de covid

  • Las células inmunitarias específicas de los tejidos en el pulmón pueden provocar una respuesta excesiva

  • Un sistema inmunitario hiperactivo provoca el agravamiento de la enfermedad

  • Ya se estudia la exploración de fármacos para bloquear las moléculas que contribuyen a la hiperactivación.

Un equipo de investigadores ha identificado una población de células T auxiliares en los pulmones de pacientes con covid grave que puede ser fundamental para el desarrollo de la hiperinflamación, la lesión pulmonar y el posterior síndrome de dificultad respiratoria aguda (SDRA) durante la enfermedad. Es decir, que las células T, tan importantes a la hora de atacar al virus y generar inmunidad, también tienen su lado oscuro que puede explicar por qué hay pacientes que sufren un coronavirus leve y otras grave e incluso mortal.

Sus datos respaldan la investigación en curso de terapias anticitolíticas dirigidas a este subconjunto celular, denominado células Th17 con memoria tisular (Trm17). Hasta la fecha, el grueso de la investigación sobre las respuestas inmunitarias a la COVID-19 se ha centrado principalmente en las células T de la sangre, mientras que el papel de las células inmunitarias específicas de los tejidos en el pulmón inflamado sigue sin estar claro.

La acumulación de pruebas sugiere que una de las causas del SDRA y, en última instancia, de la muerte en los pacientes con covid es un sistema inmunitario hiperactivo, lo que ha impulsado la exploración de fármacos para bloquear las moléculas que contribuyen a la hiperactivación.

Ahora, mediante una combinación de secuenciación de ARN unicelular, secuenciación de proteínas de la superficie celular y análisis de células T, estos investigadores han identificado un subconjunto de células T auxiliares en los pulmones de pacientes con COVID-19 grave que expresan niveles elevados de GM-CSF e IL-17A, moléculas ambas implicadas en el aumento de la activación inmunitaria y la inflamación.

Los investigadores tomaron muestras de sangre y líquido pulmonar de pacientes con COVID-19 grave y de pacientes con neumonía bacteriana. Las células CD4+ y, en particular, las células Trm17 estaban más expandidas clonalmente en los pulmones del grupo infectado por el virus. Los niveles de GM-CSF e IL-17A en los pulmones se correlacionaron positivamente con la gravedad de la enfermedad en los pacientes con COVID-19.

Además, los investigadores descubrieron que las células Trm17 podrían interactuar con otras células asociadas a la gravedad de la COVID-19 y al daño pulmonar, como los macrófagos pulmonares y las células T asesinas CD8+. Basándose en sus resultados, los autores postulan que las células Trm17 pueden activarse como parte de una tormenta de citoquinas, durante la cual empiezan a producir moléculas inflamatorias como el GM-CSF. En futuros trabajos, esperan validar sus hallazgos en una cohorte de pacientes más amplia.

La cara positiva de las células T

Las células T son una especie de células inmunes, cuyo principal propósito es identificar y matar a patógenos invasores o células infectadas. Lo hacen utilizando proteínas en su superficie, que a su vez pueden adherirse a proteínas en la superficie de estos impostores. Cada célula T es altamente específica. Hay billones de variaciones posibles de estas proteínas de superficie, y cada una puede reconocer un objetivo diferente.

Debido a que las células T pueden mantenerse en la sangre durante años después de una infección, también contribuyen a la "memoria de largo plazo" del sistema inmune y le permiten organizar una respuesta más rápida y más efectiva cuando este queda expuesto a un viejo enemigo. Varios estudios han mostrado que la gente contagiada con covid-19 tiende a tener células T que pueden atacar el virus, sin importar si la persona ha experimentado síntomas. Ciertos niveles de inmunidad contra la enfermedad podrían ser dos veces más comunes de lo que previamente se pensó. Algunas personas tienen células T ya tenían un grado de resistencia preexistente contra el virus antes de que infectara a un humano. Y parece ser sorprendentemente frecuente: entre un 40-60% de los individuos no expuestos tenían estas células.

"Encontramos que muchas personas que se recuperan de coronavirus tienen células T que reconocen y atacan las proteínas virales del SARS-CoV-2, dándoles inmunidad contra el virus porque esas células T están preparadas para combatirlo. Esto sugiere que la inmunoterapia adoptiva que utiliza células T convalecientes para atacar estas regiones del virus puede ser una forma eficaz de proteger a las personas vulnerables, especialmente a aquellas con sistemas inmunológicos comprometidos debido a la terapia del cáncer o a un trasplante", señalaba Michael Keller, especialista en inmunología pediátrica del Hospital Nacional Infantil.

La ventaja de las células T es que funcionan igual contra las nuevas variantes del coronavirus, al contrario que los anticuerpos, que son más específicos. Según un estudio del Instituto de Inmunología de La Jolla (California), las células T detectan y atacan al menos 15 ó 20 fragmentos diferentes de proteínas del coronavirus. Esto hace que sea muy difícil que una nueva mutación del virus les pase desapercibida. Esto es especialmente relevante contra la variante 501Y.V2 identificada en Sudáfrica, que parece ser resistente a los anticuerpos producidos por las variantes iniciales del coronavirus