Bajan los contagios y baja también la presión asistencial en los hospitales. Muchas áreas que se habían habilitado en estos centros para tratar a pacientes con COVID-19 ya se han vaciado. Lo que toca ahora es desinfectarlas y dejarlas completamente libres de virus.
Pulverizado con peróxido de hidrógeno y limpieza, bayeta en mano, es la primera medida para desinfectar en la Clínica Universidad de Navarra. Se repasan todas las superficies, llegando a todos los rincones, y a donde no llega el paño llega la luz, de la mano de innovadoras lámparas de irradiación ultravioleta. “Cuando hay una emergencia de muchos pacientes facilita mucho al personal tener el ambiente limpio y de una forma muy rápida”, explica Isabel García, Directora de Limpieza de la clínica.
En este centro cuentan ya con tres de estos avanzados sistemas de desinfección que en tan solo 10 minutos acaban con cualquier patógeno y permiten mantener sus estancias limpias y libres de virus. Se trata de una técnica pionera en España que utiliza rayos UV que podría sustituir a la tradicional desinfección por ozono. Estos modelos se fabrican en Canadá y también ayudan a reducir infecciones adquiridas en hospitales de los Estados Unidos. La energía germicida UVC es efectiva en la penetración de la membrana celular de los virus causando daño irreparable en el ADN con el resultado de la esterilización de dichos microorganismos.
También es fundamental no dejar rastro de virus en los EPI. En este hospital el índice de contagio entre el personal sanitario es bajo porque se las ingeniaron para hacerse con otro tipo de protección. Son trajes de una tela especial que se puede reutilizar: “Cuando vimos que había falta de stock de las desechables empezamos a buscar este tipo de tela”, nos muestra Isabel. Hay dos compartimientos, uno donde entra la ropa sucia y otra habitación donde se saca la ropa limpia. Hospitales libres de virus que poco a poco recupera su actividad normal.