El rostro de los niños con cáncer: Arturo, con 10 años, lo miró a los ojos, vio la muerte cerca, pero venció

  • Arturo Mombuey pone rostro al cáncer infantil superado en el Día Mundial del cáncer

  • Arturo vio morir a todos sus amigos del Niño Jesús, pero cree que el cáncer será vencido

  • Con 10 años le diagnosticaron leucemia linfoblastica aguda

Arturo Mombuey no tuvo una infancia como los demás niños, dedicados a jugar y a no pensar siquiera en la muerte. Su realidad fue muy distinta. Todo empezó con un catarro que no acababa de curarse. Arturo es uno de los rostros del cáncer infantil, el que más impacta porque en el inicio de la vida no es bueno mirar a los ojos a la muerte: Arturo lo hizo y ganó la batalla a la enfermedad.

La esperanza, pese a todo, está ahí y no se basa en buenas intenciones, sino en datos: la tasa de supervivencia de 0 a 14 años alcanza casi el 80%, según la Sociedad Española de Hemato-Oncología Pediátrica. Un dato esperanzador que aspira a ser del 100% ya que una sola muerte por cáncer infantil, sí, es demasiado.

Arturo no tiene miedo al cáncer, tampoco a hablar de él. Sí, con solo diez años el catarro no era tal sino el síntoma de una leucemia linfoblastica aguda. Su casa fue durante los dos años siguientes el Niño Jesús y su ángel de la guarda, Antonio Pérez, ahora convertido en uno de los grandes investigadores españoles contra el cánce. De hecho, el jefe de Servicio Hematooncología Pediátrica del Hospital Universitario la Paz, lleva muchos años defendiendo la especialización de los pediatras para curar algún día esta patología. Un ángel de la guarda que tiene un sueño: vencer en la batalla contra el cáncer infantil. Lleva toda su vida en ello.

"El que ha vivido el cáncer sabe lo que es por eso ahora dedico parte de mi tiempo a donar y al colaborar para que haya recursos contra el cáncer", reconocer Arturo, que mantiene una amistad que durará toda la vida con Antonio. De hecho, va a correr la Maratón de Valencia el día 26 de Abril con él a favor de CRIS contra el Cáncer, por si lo quieres contar también.

Lo dice Arturo recordando a esos amigos que perdió en el camino, muchos, porque perdió a muchos. Y cada una de las pérdidas era un mazazo para él, pero aún más para sus padres, "que nunca me ocultaron nada, y cuando lo intentaban yo escuchaba al médico sin que ellos se dieran cuenta porque ya con 12 años quería saber".

Ahora, se habría salvado la mitad seguro

Arturo recuerda con emoción a esos amigos que perdió en el camino. Siete nada menos. "Ahora, se habría salvado la mitad seguro", porque Arturo tiene ahora ya 29 años y ha dejado la enfermedad atrás. En su época la lucha contra el cáncer era una batalla más desigual que hoy. No se le olvida que le decían que a los pequeños les habían cambiado de sitio, pero Arturo fue consciente día a día de la realidad. Por eso pide a todos los enfermos de cáncer, tengan la edad que tengan, que no tiren nunca la toalla, que pasarán momentos malos, pero que sí se puede vencer. Porque a veces las ganas de vivir es la mejor terapia.

"Yo soy un superviviente y tenga conciencia de ello. Vivo la vida intentando no olvidarlo (ahora estudia las oposiciones para ser policía), sé que pese a todo lo pasado me tocó la lotería. Lo que pasé me hizo madurar. Soy consciente cada día de que la vida se puede ir". Por eso llama a todos a luchar y apoyar las investigaciones contra el cáncer, "porque le puede tocar a cualquiera" y el objetivo es que sea una enfermedad crónica en 2040.

Ahora sus padres, de 64 y 59 años, hablan con él de esa época recordando que todo el sufrimiento valió la pena. También lo hace su hermano mayor, que vivió una odisea. Porque los padres de Arturo, que vivían en Zamora, tuvieron que vivir en dos ciudades en medio de la tragedia. El padre tenía que seguir con la panadería y su hermano mayor, con 14 años, tenía que estudiar. Mamá se fue con Antonio a Madrid. A la dureza de la enfermedad se unió la separación. Pero cuando todos se reunían la enfermedad, por la emoción, perdía una batalla. Ahora su hermano se lo recuerda, "qué mal me lo hiciste pasar". Porque como dice Arturo el enfermo lo pasa mal, pero muchas veces la familia incluso peor.

Si nos lo creemos, venceremos al cáncer

Arturo no quiere caer en el desánimo porque está convencido de que "si nos lo creemos, venceremos al cáncer. Ahora hay cánceres que se superan en un 90% de los casos y la media está ya en el 59%. A mí me podría volver a tocar". Y sí, Arturo, como muchos volvería a pelear y ganar la batalla.