Mascarillas lavables: lo que hay que mirar para asegurarse de que son seguras

  • Las mascarillas desechables se están convirtiendo en un problema para el medio ambiente

  • La alternativa son las mascarillas lavables, que ofrecen la protección necesaria si cumplen con las especificaciones de la normativa europea

Ya es obligatorio llevar mascarilla tanto en espacios cerrados como abiertos, siempre que no se pueda garantizar la distancia mínima de seguridad de dos metros. Las que se aconsejan para la población en general son las higiénicas y las quirúrgicas, es decir, las de tela y las azules desechables de farmacia. Ambas ayudan a filtrar el aire exhalado impidiendo el contagio de una persona enferma a otra sana.

Pero el uso de mascarillas desechables afecta no sólo a la economía de las familias, también al medio ambiente ya que no son reciclables y si se desechan de manera inadecuada, pueden acabar en el mar. La solución sostenible, según la Organización Mundial de la Salud, está en las mascarillas de tela lavables que, si cumplen las especificaciones exigidas, ofrecen la protección necesaria a quienes no trabajan en el sector sanitario.

¿En qué hay que fijarse a la hora de adquirir estas mascarillas lavables para que sean seguras?

Si la mascarilla lleva filtro, éste debe cumplir las especificaciones de la UNE-EN 14683:2019+AC:2019, que establece los requisitos, métodos de ensayo de las mascarillas quirúrgicas.

En cuanto a la normativa aplicable para las que no llevan filtro, viene recogida en la Orden Ministerial SND/354/2020, de 19 de abril, por la que se establecen medidas excepcionales para garantizar el acceso de la población a los productos de uso recomendados como medidas higiénicas para la prevención de contagios por el COVID-19.

La Orden Ministerial establece en su artículo segundo que las mascarillas higiénicas reutilizables son las que cumplen los requisitos establecidos en la UNE 0065-2020 (que regula los requisitos de material, diseño, confección, marcado y uso de las mascarillas higiénicas reutilizables para adultos y niños a partir de 3 años sin síntomas de coronavirus).

Además, en su artículo cuatro determina las reglas sobre etiquetado para que no induzcan a errores al consumidor y que, entre otros datos, debe especificar si cumple las especificaciones técnicas UNE 0064-1:2020, UNE 0064-2:2020 o UNE 0065:2020 o cualquier norma equivalente. Si la mascarilla está testada por un laboratorio, debe incluir los datos relativos a la eficacia de filtración bacteriana y de respirabilidad, el número de lavados máximo, así como un método de lavado o higienización.

No obstante, la propia normativa admite otras metodologías de ensayo certificadas por un laboratorio siempre que los resultados obtenidos ofrezcan el mismo nivel de filtración y de respirabilidad (presión diferencial): mayor o igual al 90% de filtración y presión diferencial menor a 60 Pa/cm2.

La norma también especifica que las mascarillas que no hayan sido sometidas a ninguna verificación mediante ensayos de laboratorio en lo que respecta a su eficacia de filtración y respirabilidad, no podrán indicar en su etiquetado características que puedan inducir a interpretar que el producto posee propiedades sobre las que no se ha realizado verificación alguna, como, por ejemplo “protección frente a virus” o similar.

Conclusiones

Si vas a utilizar una mascarilla con filtro, éste debe cumplir con la normativa UNE-EN 14683:2019+AC:2019 y así debe estar especificado por el fabricante.

Si vas a hacerte con una mascarilla higiénica lavable sin filtro, lo que debes mirar en el etiquetado es que cumple con la normativa UNE 0065-2020 y que así viene certificado por un laboratorio.

Si no aparece esta indicación, debe estar certificada conforme a otro organismo de Normalización equivalente y testada en un laboratorio que certifique la eficacia de filtración bacteriana (igual o superior a 90 %) y de respirabilidad (presión diferencial menor a 60 Pa/cm2).

Si no cumple ninguno de estos requisitos en el etiquetado, no se puede considerar que el producto posee propiedades sobre las que no se ha realizado verificación alguna, como, por ejemplo, protección frente a virus.