Prácticas de riesgo en la cocina: ¿cuánto tiempo usas el mismo estropajo?

  • Acciones cotidiana en la cocina aumentan el riesgo de intoxicación alimentaria

  • Las esponjas, trapos y estropajos albergan la mayor cantidad de patógenos

  • Se deben limpiar de modo correcto las cucharas y las tablas de madera

Muchos hábitos domésticos y cotidianos conllevan unos riesgos potenciales de los que no somos conscientes. Y es que acciones tan sencillas como ducharse, encender una estufa o subirse a una escalerilla para ordenar los armarios pueden ocasionar problemas. Lo ciertos es que los accidentes domésticos afectan al año a más de millón y medio de persona en España y suponen la cuarta causa de muerte en Europa. Buena parte de esos accidentes caseros se concentran en la cocina y tienen que ver con la seguridad alimentaria. Estas son cinco prácticas que parecen inofensivas pero que pueden darnos un buen susto:

Servir la tortilla en el plato que hemos usado para darle la vuelta

Es un gesto muy frecuente, porque nos resulta práctico y además nos evitar fregar un plato más, pero hay que tener cuidado. Si cuando prepara una tortilla de patatas usa el mismo plato para darle la vuelta y para servirla, debe saber que el riesgo de salmonelosis aumenta de manera notable. ¿Por qué? Por los restos de huevo crudo que quedan en ese plato. La salmonella es una de las causas más frecuentes de intoxicación en Europa, aunque con gestos sencillos (como emplear platos distintos o utilizar el mismo pero lavándolo bien, con agua caliente y jabón) se puede minimizar su impacto.

Usar las esponjas, trapos y estropajos más tiempo de la cuenta

Parecen los elementos más higiénicos de nuestra cocina pero, en realidad, no lo son. Las esponjas, los estropajos y los trapos son indispensables para limpiar los utensilios y las superficies de trabajo de la cocina. Sin embargo, están entre los objetos que albergan más cantidad de patógenos.

Son el hábitat perfecto para su desarrollo, pues están en permanente contacto con la suciedad y los restos de comida, a la vez que presentan unas condiciones óptimas de humedad. Por ello es muy importante limpiar de modo adecuado los trapos y estropajos, no usarlos para quitar restos de algunos alimentos problemáticos, como el pollo crudo (mejor hacerlo con un papel), y renovarlos con frecuencia.

No limpiar correctamente las cucharas y utensilios de madera

Las cucharas y los utensilios de madera pueden albergar millones de bacterias. Por eso su uso está prohibido en las cocinas profesionales. El principal problema de la madera es su textura porosa, que facilita que se acumulen estos microorganismos y, además, absorbe los olores de los alimentos (por ejemplo, cuando picamos una cebolla sobre una tabla de madera). ¿Significa esto que debemos erradicar estos utensilios de nuestra cocina? No necesariamente. Lo que sí debemos es elegirlos bien, procurando que sean de madera dura (y menos porosa), aprender a limpiarlos y secarlos a conciencia.

Descongelar alimentos a temperatura ambiente

Aunque parece más natural que hacerlo en el microondas y es mucho más rápido que hacerlo en la nevera, también es más peligroso descongelar los alimentos a temperatura ambiente o con agua caliente. Esto aumenta el riesgo de contaminación, ya que entre 4 ºC y 60 ºC, las bacterias se sienten muy cómodas. En esa horquilla de temperatura es cuando se produce su crecimiento. La nevera, el microondas y el agua fría son las tres mejores opciones para descongelar los alimentos de manera eficaz y segura.

Probar un alimento para saber si todavía está en buen estado

Conservar lo que ha sobrado de la comida o la cena ayuda a evitar el desperdicio de alimentos y a cuidar la economía del hogar. Hay recetas exquisitas que se hacen con sobras, como las croquetas. Sin embargo, si tenemos dudas razonables acerca del estado de un alimento, es mejor descartarlo. Eso de probar "un poquito" es un riesgo, ya que no todos los patógenos se aprecian a simple vista y podemos sufrir una toxiinfección de manera innecesaria.