La falta de luz afecta a nuestro reloj biológico: claves para evitar estar cansado y con sueño todo el día

  • El cambio de hora y la falta de luz suele influir de manera más directa en el sueño

  • No siempre es recomendable echarse la siesta los fines de semana para compensar

  • Cambios en el estado de ánimo, irritabilidad o falta de concentración

Nuestro cuerpo es un reloj, biológico, pero un reloj. Ha llegado el invierno de forma repentina, las temperaturas se han desplomado y la nieve ha llegado a la península. No solo eso. Las horas de luz se han reducido como es normal en esta época del año en la que la gripe y los virus están a la orden del día.

La pregunta es ¿Cómo afecta esto a nuestro cuerpo? Se trata de un cambio que afecta al ritmo circadiano, que se encuentra regulado por el sistema hormonal y que ajusta las rutinas diarias de cada individuo como los momentos de dormir y comer. A pesar de que los efectos son leves y en su mayoría pasajeros para la salud, hay personas a las que les influye más directamente, como son los niños, mayores y personas con trastornos neurológicos, ya sean porque tienen los horarios más establecidos o por tener mayor sensibilidad a estos cambios.

Según el Dr. Alejandro Guillén-Riquelme de la Cátedra de Investigación del Sueño de la UGR-Grupo Lo Monaco, el cambio de hora afecta al ritmo circadiano, una especie de “reloj interno” gracias al cual el cuerpo se prepara para realizar distintas actividades a lo largo del día; así sentimos hambre a la hora aproximada a la que solemos comer o sueño en las horas cercanas a la de dormir.

El cambio de hora suele influir de manera más directa en el sueño. Su alteración provoca cansancio, a la vez que cambios en el estado de ánimo, irritabilidad o falta de concentración. “Estos cambios provocan en la persona una sensación de somnolencia que provoca que acostándose a la misma hora se sienta desvelada, o que por el contrario, si se duerme antes de la hora, se despierte antes de lo previsto. Además, puede influir levantándose antes de tiempo, llegando a cansarnos posteriormente más que antes del cambio de la hora”, según el Dr. Alejandro Guillén-Riquelme.

Expertos en la Cátedra de Investigación del Sueño de la Universidad de Granada-Grupo Lo Monaco aconsejan unas pautas para lograr que el cambio de hora no afecte en menor medida:

Adecuación progresiva de la hora: adelantando paulatina o directamente la hora 3 o 4 días antes. También es útil adelantar o atrasar las comidas y cenas los días anteriores 5 o 10 minutos.

Estilo de vida saludable: manteniendo una alimentación equilibrada y evitando comidas de pesada digestión que alteren el sueño. Comer alimentos como el plátano y los frutos secos que favorecen la activación de la Melatonina, la hormona del sueño.

Practicar deporte: realizar ejercicio físico con moderación.

Ajustar la hora de irse a dormir: empezar 3 – 4 días antes del cambio de hora, con 15 minutos cada día. Intentar no dormir la siesta hasta que el cuerpo esté totalmente acostumbrado al nuevo horario. Según el Dr. Alejandro Guillén-Riquelme “es un error dormirla en esos días, ya que va a dificultar el ajuste normal del cuerpo al cambio de hora, dificultando y alargando los síntomas producidos”.

Mantenerse hidratado

No tomar medicamentos para dormir, ni bebidas alcohólicas o reducir el consumo de cafeína.

Otra de las recomendaciones es evitar las fuentes de luz artificial en el cuarto (móviles, tablets…) ya que la luz va a afectar a la regulación del sueño y, si sufrimos desvelos, el tener fuentes de luz van a dificultar todavía más el dormir.