“Me da pena pero no aguanto más”: una psicóloga explica por qué cuesta tanto romper con los amigos

  • Las rupturas con amigos existen y pueden ser incluso más dolorosas que un fracaso amoroso, sobre todo cuando la amistad ha sido muy intensa o duradera

  • "Cuando vuelva la normalidad no quiero seguir igual que antes, pero no sé si es posible cortar con un amigo""

Cuando somos pequeños, nuestro mejor amigo es esa persona que se sienta en el pupitre de al lado o que nos regala un chicle. A medida que crecemos entendemos que la amistad es algo más abstracto; una relación que requiere compromiso y, a veces, sacrificio. Sin embargo, nadie nos prepara para lo peor: las rupturas amistosas.

Al pensar en una ruptura, es inevitable asociarla a una relación romántica. Sin embargo, en la amistad también se pueden producir desilusiones o traiciones, llegando a resultar más duras que un fracaso amoroso, sobre todo cuando se trata de una amistad muy intensa o duradera en la que la otra persona era como parte de la familia.

Crecemos con la creencia de que hay ciertas relaciones que son inamovibles, pero esto es falso. Da igual si os conocisteis en la guardería y es tu mejor amigo. Da igual si hace dos meses creías que era el amor de tu vida. Da igual si tenéis la misma sangre. Cuando una persona te hace daño de manera reiterada y no está dispuesta a cambiar, la decisión más saludable es poner tierra de por medio.

“Si le mandaba una foto de un vestido nuevo, me decía que me hacía gordísima”

Si bien no fue fácil, Candela aprendió que a veces de tanto estirar la cuerda, se acaba rompiendo. “Siempre pensé que había que luchar cuando quieres a alguien, pero me di cuenta de que mi salud mental era más importante que la etiqueta de mejor amiga”, confiesa.

Esta joven madrileña de 21 años rompió con su mejor amiga en Navidad, y aunque fue duro, tiene claro que fue la mejor decisión que pudo tomar. "Nos conocíamos desde los 7 años. Real que cuando pienso en los momentos más importantes de mi vida, ella está ahí. En parte duele, pero yo ya no podía más".

Desde que comenzaron la universidad, las conversaciones agradables desaparecieron. "Siempre que me hablaba era para soltarme una bordería. Si le mandaba una foto de un vestido nuevo, me decía que me hacía gordísima. Si salíamos de fiesta y me maquillaba un poco diferente, me decía que iba haciendo el ridículo. Las primeras veces lo dejaba pasar, pero me acabó saturando", añade.

Aunque intentó hablarlo con su amiga, todo siguió igual y en diciembre llegó la gota que colmó el vaso. "Mi hermana y yo nos grabamos haciendo el tonto por Navidad, y lo mandé al grupo de amigos. Soltó un comentario superofensivo de mi hermana y no pude pasarlo por alto". Desde entonces no han vuelto a hablar y Candela vive mucho más feliz sin tanto criticismo en su vida.

“Siempre me deja en ridículo cuando estamos con gente ajena al grupo”

En el caso de Pablo, de 24 años, el drama no se sitúa en el pasado sino en el presente. "Me he dado cuenta de que mi mejor amigo me hace más mal que bien, y me da pena que se acabe la relación, pero yo no aguanto esto más", comparte.

"No me había dado cuenta hasta ahora, pero siempre me deja en ridículo cuando estamos con gente ajena al grupo. Por ejemplo, una vez de fiesta se acercó un grupo de chicas a hablar con nosotros y una de ellas me gustó mucho. Estábamos charlando súper a gusto y de repente se metió en medio para empezar a inventarse cosas humillantes de mí. No sé si se siente inseguro o qué, pero que no lo pague conmigo".

Para Pablo el punto de inflexión ha sido la cuarentena. Al pasar más tiempo a solas, se ha dado cuenta de que hay ciertas dinámicas muy dañinas en su grupo social y que la mayoría provienen de su mejor amigo. "Yo tengo claro que cuando vuelva la normalidad no quiero seguir igual que antes, pero no sé cómo evitarlo. ¿Se puede cortar con un amigo?", se pregunta.

La respuesta es sí y no solo se puede, sino que muchas veces se debe.

Cuándo es necesaria una ruptura amistosa

Obviamente es una situación muy personal y depende de cada caso, pero dos situaciones claves en las que cortar por lo sano es la mejor opción.

  • Cuando un amigo te hace daño delibera y reiteradamente. Es decir, sabe que te molesta lo que hace, pero aun así sigue actuando de la misma manera. Súmale un extra si además te da la razón, pero luego vuelve a las andadas, o si se victimiza culpándote a ti.
  • Cuando eres tú quien hace daño a la otra persona. En este caso es necesario un ejercicio de autocrítica enorme, pero tenemos que asumir la responsabilidad de nuestros errores.

En ambos casos el primer paso debe ser hablarlo con la otra persona, pero cuando los conflictos se cronifican y acaban afectando a nuestra salud mental es mejor hacer un parón.

En el caso de que la ruptura sea definitiva tienes que entender que habrá más gente implicada: vuestro grupo de amigos. Lo ideal es no pedirles que se posicionen. Será incómodo tanto para ellos, que tienen que decidir, como para uno de los dos amigos, que se quedará sin grupo social.

Lo mejor es explicarles vuestra situación con sinceridad y esperar a que ellos decidan cómo actuar. Lo más habitual es que decidan “dividirse” y seguir quedando con los dos. Si te sientes solo cuando quedan con tu ex amigo, aprovecha la oportunidad para conocer gente nueva y para aprender a gestionar la soledad.

Por otro lado, no tiene por qué acabar vuestra relación para siempre. Tal vez uno de los dos necesita tiempo para gestionar sus inseguridades y problemas psicológicos. Hay muchas relaciones que se quedan en stand by durante meses o años, pero que después acaban retomándose. Eso sí, nada de echar cosas en cara. Cuando perdonas a alguien y empiezas dese cero, lo haces de verdad.