El coronavirus aumenta en 27 días el tiempo medio de espera para acceder a un médico especialista

  • Las listas de espera para acceder a especialidades médicas básicas han aumentado en el primer semestre de 2021

  • Con respecto a diciembre de 2020 han pasado de 88 a 115 días, según el Observatorio de la Salud

  • En la primera ola de la pandemia el tiempo medio en espera de intervención fue de 170 días

Las listas de espera para acceder a especialidades médicas básicas han aumentado en 27 días de media en el primer semestre de 2021 con respecto a diciembre de 2020. Así, han pasado de 88 a 115 días, según el primer diagnóstico del Observatorio de la Salud, plataforma puesta en marcha por el Círculo de la Sanidad para recopilar y analizar los principales datos y cifras del Sistema Nacional de Salud (SNS) y su funcionamiento.

El porcentaje de pacientes en espera de más de 60 días se incrementó del 49,1% al 52,7%. Mientras que en junio de 2019 había 671.494 pacientes en lista de espera estructural, que son aquellas en espera no atribuible a causas que impiden la intervención por otros motivos diferentes a la capacidad del sistema; en junio de 2020 la cifra subía en algo más de 20.000 pacientes, situándose en 691.508.

Llama la atención por su parte, que los pacientes en espera a 31 de diciembre de 2019 eran 704.997, algo más que seis meses después, ya iniciada la pandemia y en picos de máxima incidencia. "Esta aparente disminución se explica porque, de forma paralela al cese de la actividad quirúrgica programada, se suma un brusco descenso de las nuevas entradas en listas de espera", señala el estudio.

Todas las especialidades aumentaron su tiempo de espera en la primera ola

Por su parte, durante la primera ola de la pandemia del coronavirus, el tiempo medio en espera de intervención fue de 170 días, 55 más que en año anterior. Entre las especialidades, todas aumentaron su tiempo de espera, destacando de forma positiva el caso de dermatología, cuyas listas solo se vieron incrementadas en 9 días.

Observando los datos obtenidos a nivel autonómico, Castilla y León, Madrid y La Rioja destacan como las comunidades en las que se registró un mayor número de fallecidos durante la primera ola de la pandemia. Sin embargo, la mayor letalidad, que se asocia al número de fallecidos por casos diagnosticados, se registró en Castilla y León y Extremadura.

La mayor demora en intervenciones se dio en Castilla-La Mancha, Cataluña y Andalucía

Estos datos no coinciden, en cambio, con la disminución de la actividad quirúrgica programada y de la actividad ordinaria. Así, la mayor demora en intervenciones se dio en Castilla-La Mancha, Cataluña y Andalucía, mientras que la mayor tasa de retraso en consultas se produjo en Cataluña, Canarias y Aragón.

En este contexto, los datos muestran que, si bien la primera ola influyó a nivel nacional sobre la accesibilidad al SNS, "no existe una correlación entre las comunidades autónomas con mayor impacto en mortalidad o letalidad y una mayor reducción de la actividad ordinaria".

A este respecto, una de las hipótesis que se plantea en el informe es que la reducción de la demanda influyese directamente en la progresión de pacientes en espera de consulta o intervención. Sin embargo, este análisis emplaza a esperar a los datos definitivos de actividad para estimar de forma definitiva el impacto de esta primera ola.

"Los efectos de la pandemia van a repercutir en todas las dimensiones del sistema"

"Los efectos de la pandemia que comenzó en 2020 y de la que todavía estamos sufriendo los que esperemos sean los últimos coletazos, no solo van a repercutir en la mortalidad, sino en todas las dimensiones que conforman el sistema, desde los aspectos demográficos, hasta el impacto de la crisis sanitaria en los procesos y calidad del SNS, pasando por factores socioeconómicos, morbilidad, o condicionantes de salud, entre otros", señala el presidente del Círculo de la Sanidad, Ángel Puente.

Por ello, para Puente, "esta serie de informes de análisis de datos son fundamentales para tener una fotografía fiable de la situación del sistema que nos proporcione los datos suficientes para actualizar las estimaciones de recursos sanitarios y gasto, tanto en el Estado en su conjunto como en las comunidades autónomas".