Los bueyes también pueden seguir una dieta. Así lo demuestra Toñito, un ejemplar gallego que llegó a superar las dos toneladas. Ante el temor de que sufriera un infarto, sus dueños lo pusieron a dieta. La buena noticia es que funciona. Ya ha perdido 300 kilos, aunque aún le quedan por bajar otros 150 para alcanzar su peso ideal. Su objetivo es es conseguir "lucir palmito" este verano.