Además de las imágenes, en los vídeos se pueden escuchar insultos y amenazas contra los dos detenidos: "Estáis materialmente muertos. Esperaos a salir a la calle. Os vamos a rajar". Al no respetar la presunción de inocencia, los autores de los vídeos estarían incurriendo también en un delito, el de injurias.
Según la declaración de uno de los menores, una vez que estuvieron los tres juntos, el principal acusado y la adolescente se pusieron detrás de un camión, donde el chico empezó a agredir a la joven sin que el supuesto coautor del crimen pudiera ver lo que ocurría. Sin embargo, al percatarse de los hechos, el menor se acercó para intentar mediar con su amigo para evitar que la cosa fuera a mayores. No obstante, su compañero le amedrentó para que les dejara solos, ante lo que "se bloqueó" y ya no pudo hacer nada más, hasta que su amigo regresó ensangrentado.
El principal sospechoso del crimen le dio a entender entonces que la chica estaba viva, por lo que ambos se fueron por separado hacia sus casas. Ante esta situación, el abogado defensor del menor pedirá al juzgado de menores que revoque su decisión de internamiento y que la sustituya por la libertad vigilada, a la espera de juicio.
La versión de este joven contrasta con la del principal acusado, que, según las mismas fuentes, ha llegado a atribuir el crimen a una tercera persona y ha admitido que únicamente dio un golpe en la barriga con una barra a la adolescente. Según el principal acusado, pese a que no tenía ninguna animadversión hacia la víctima, no quería estar con ella porque le habían advertido de que la adolescente "tenía un hermano conflictivo".
La investigación judicial prosigue con el análisis de los restos de ADN hallados en la sangre de unas piezas de ropa del principal implicado encontradas en un contenedor de basura y con el rastreo del contenido informático del ordenador del supuesto autor material del crimen.
La mañana del jueves la localidad de Ripollet despedirá a la joven asesinada en un funeral.
JNP