Krysta y Derek son una pareja estadounidense de 23 y 26 años que recibieron una terrible noticia cuando estaban esperando a su primera hija. En una revisión rutinaria del embarazo en la que iban a recibir los resultados de varias pruebas médicas, el ginecólogo les comunicó a los dos jóvenes de Cleveland, Tennessee, que su bebé nacería con anencefalia.
Esta anomalía consiste en que el recién nacido nace sin partes de su cerebro. Por eso mismo, los médicos les dieron la posibilidad de interrumpir el embarazo de la joven Krysta ya que, en el caso de que el pequeño naciese, acabaría muriendo a los pocos días.
Tras meditar las posibilidades, los jóvenes decidieron continuar con el embarazo para poder donar los órganos de su pequeña cuando naciese. “Llevar el embarazo a un término completo significaría que tendríamos la opción de donar sus órganos para que otras madres pudieran salvar a sus bebés”, ha revelado la joven de 23 años al periódico The Sun.
La pareja ha querido compartir su experiencia con el medio de comunicación para así ayudar a otros padres que estén pasando por el mismo proceso: “La mayor parte de nuestra fuerza provino de nuestra pequeña, fue muy positivo. Hicimos todo lo que pudimos hacer, como la mayoría de los padres hubiesen hecho”.
La pequeña Rylei Arcadia nació en la víspera de Nochebuena y pesó 2,7 kilos. “Sobrevivió milagrosamente durante una semana y falleció en la víspera de Año Nuevo”, comentan. La decisión de Krysta y Derek ha ayudado a otros dos bebés ya que han podido donarles a los dos menores las válvulas cardíacas y los pulmones de la pequeña Rylei Arcadia.
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