Rómulo Nyuawode Akpaka es el único fallecido del trágico accidente vivido ayer en las obras del icónico hotel madrileño. El hombre, natural de Togo, tenía 42 años y había emigrado a España, como muchas otras personas hacen diariamente, para mejorar su situación. Por ello, llevaba desde el pasado mes de marzo trabajando como obrero en la remodelación del Ritz hasta ayer, cuando quedó atrapado en el interior y falleció en el acto.
A su lado, sus compañeros pedían auxilio. En total, 11 personas resultaron heridas: dos de ellas graves, trasladadas al hospital 12 de octubre y Gregorio Marañón; cuatro menos graves y cinco dadas de alta en el lugar. Rómulo, en cambio, no corrió tanta suerte.
“Hay un chico muerto”, confirmaba al borde de las lágrimas uno de sus compañeros a las puertas del hotel. Su vida se apagó, según han explicado sus compañeros a El Español, porque se asomó al sentir que el edificio rechinaba y se pudo caer al vacío. Rómulo se encargaba en esos momentos de revestir de pladur las paredes. Un trabajo que nunca podrá terminar.
Este miércoles 19 de septiembre los sindicatos han guardado un minuto de silencio en su honor. Antes, además, han mostrado su indignación este nuevo accidente mortal, los cuales son consecuencia, en su opinión, de las duras condiciones de trabajo que imperan en la construcción y, en especial, en las obras de rehabilitación. En total, 51 personas han perdido la vida en lo que va de año por estas causas
Asegurar la zona
Tal y como ha explicado el delegado de Desarrollo Urbano Sostenible del Ayuntamiento de Madrid, José Manuel Calvo, hoy se emitirá un informe técnico y una orden de ejecución por la cual se instará a la propiedad a asegurar la zona y retirar los elementos inestables. "Hoy mismo se les va a notificar la orden de ejecución en mano", ha afirmado. De no hacerlo en un plazo máximo de cinco días, el Ayuntamiento se ocupará de las labores. Mientras tanto, el Consistorio investiga lo sucedido y la ciudad se recupera de otra muerte laboral.