El infierno de Lucas con 11 años por una sobredosis de medicamentos: piel y ojos abrasados y la vida en vilo

  • El joven pudo salvarse pero ahora tiene secuelas: fotofobia y problemas dermatológicos graves

  • Los abogados que llevan la demanda contra el Sistema Extremeño de Salud explican el caso

  • La familia quiere agradecer pese a todo a los médicos haber salvado a su hijo

Lucas ha vivido un infierno con solo 11 años y sus padres también. Un infierno que empezó el 13 de febrero de 2018. Ese día Cristina llevó a su hijo al médico porque tenía las encías inflamadas. Y desde ese momento -aunque la familia quiere agradecer a los médicos toda la ayuda recibida porque finalmente Lucas está vivo-, ha sido un suplicio que casi le cuesta la vida. Porque lo que en principio se suponía que era solo un herpes derivó en caída de la piel, completamente abrasada, de uñas, dolores intensos... al borde de la muerte se quedó Lucas ante la impotencia de sus padres.

Y todo por la sobredosis de un medicamento. Tal y como señala a Informativos Telecinco Clara Lozano de Lex Abogados todo se debió a un error por el que se ha demandado al Sistema Extremeño de Salud, que "no se ha puesto en contacto con la familia". Porque Lucas sí sufría de ataques epilépticos, pero no el síndrome Stevens-Johnson que es lo que acabó teniendo al final y que casi le cuesta la vida.

El traslado a la Paz en helicóptero y el trato allí recibido, le salvó. “Hasta enero de 2018 el menor tenía pautado Depakine (valproato) por la epilepsia que tenía diagnosticada y en una de las revisiones se le pauta un nuevo medicamento Lamictal, 25 mg que debe tomarse de forma progresiva (las dos primeras semanas 1 comprimiado, las dos siguientes dos comprimidos, las otras dos siguientes tres comprimidos. En la tercera semana, que es cuando empiezan los síntomas del síndrome debía tomar 0,3 mg / kg / día. No obstante, el facultativo le pautó una dosis diaria más del cuádruple especificado en la ficha técnica del medicamento”.

Y a partir de ahí el horror, la quemazón y la angustia, tanto para el joven como para sus padres. Los abogados de la familia consideran que "estamos ante un mal funcionamiento de la Administración y una negligencia médica que debe indemnizarse". Se inició una reclamación patrimonial ante el SES en noviembre de 2018 de la que no se ha tenido respuesta, señalan los abogados.

Pero ni todo el dinero del mundo puede compensar las secuelas que aún sufre Lucas, que no son pocas. Como desvela Clara Lozano, “más de 60% de la piel la tiene afectada, creándole un grave trastorno dermatológico. El ojo derecho con parte de su agudeza visual perdida”. Y no solo eso, porque Lozano destaca que "el niño tiene ahora fotofobia, teniendo que recurrir a gafas de sol cuando sale de su domicilio. De hecho, debe administrarse gotas para la sequedad de sus hijos cada hora y padece de forma continua orzuelos. Y a eso hay que añadir, que a pesar de los tratamientos que tiene pautados el oscurecimiento de su piel en casi todas las partes del cuerpo continúan. Y eso se ha convertido también en un problema psicológico para Lucas y sus familiares, que pese a todo, respiran. Porque Lucas estuvo al borde de la muerte.