El aeropuerto de Castellón ya puede presumir de tener un avión. Se trata del remate que corona la escultura del polémico Juan Ripollés y que recuerda a Carlos Fabra el promotor de esta infraestructura que ya lleva consumidos más de 150 millones de euros de los impuestos de todos los españoles y otros cuatro millones anuales en mantenimiento para no haber visto despegar ni aterrizar ninguna aeronave de sus pistas.