Recetar placebo es más habitual de lo que pensamos

Informativos Telecinco 23/03/2013 09:30

La revista científica PLoS One ha publicado este miércoles un estudio que demuestra que los médicos británicos recetan a sus pacientes placebos para inducir un efecto psicológico al tratamiento, para tranquilizar al paciente o bien por petición del mismo.

Para su investigación, el doctor Jeremy Howick y el profesor George Lewis, de las universidades de Oxford y Southampton respectivamente, han encuestado a 783 médicos. A la pregunta de si han recetado placebo a sus pacientes, un 97% de ellos respondió que lo hizo al menos una vez. El placebo en cuestión puede ser dos tipos, puro o impuro. El puro es un tratamiento no demostrado, como prescribir un antibiótico cuando se sospecha que hay una infección vírica, o la realización de pruebas innecesarias para tranquilizar al paciente.

"Potencialmente, el placebo puede ayudar a la gente si se usa con ética. Pero también pueden generar gastos si se usa inapropiadamente", aseguró a BBC Mundo Jeremy Howick, coautor de la investigación. "Antes de determinar los gastos y beneficios potenciales, necesitamos saber si lo usan y con cuánta frecuencia. Y pudimos ver que es muy común a pesar de que es considerado antiético", añade.

La comunidad médica se encuentra dividida acerca de la ética de recetar placebos. El español Efrén Moncada rechaza completamente este método, que considera antiético. "Tenemos que tomar en cuenta el principio de la beneficencia, que con los placebos se pone en duda. Teóricamente nosotros debemos dar el mejor tratamiento posible en pro del paciente", afirma.

Lo contrario opina Howick, quien apunta que recetar placebo es ético siempre y cuando el paciente sea informado de ello. Su compañero George Lewith corrobora esto y añade que puede ser positivo para los pacientes, cuyo cuerpo genera analgésicos naturales que ayudan a eliminar el dolor.

No obstante, durante la realización de este estudio más de un 90% de los médicos rechazó la utilización de placebo si esto mina la confianza entre el médico y paciente, y más del 80% considera que no debe usarse si con ello se tiene que engañar al paciente.