Prisión para la presunta parricida de Logroño entre cartas y amenazas de suicidio

  • Seis cartas y una declaración de voluntades de la parricida de Logroño y su madre

  • Pide perdón a su exmarido por todo el daño que le ha hecho

Antes de presentarla ante el juez Adriana se negaba a declarar con la policía. Después apenas pasaba una hora en la sala con el magistrado. Pero las cartas entregadas al juez hablan por ella. Cuatro escritas por Olga, su madre, para sus hijos, un amigo y la declaración de suicidarse. Había sufrido un desengaño amoroso. Las otras tres de Adriana. Más confusas sobre la idea del suicidio, pidiendo perdón a su exmarido por todo el daño que le ha hecho pero insistiendo en que la niña no quería vivir con él.

La hermana de Adriana reconoce que estaba triste desde hacía cuatro años cuando se separó de su pareja. Pero no tenía problemas mentales ni estaba en tratamiento. Las cartas las llevó el hermano pequeño al cuartel el lunes cuando su sobrina ya estaba muerta, las encontró en su habitación. Las leyó y se quedó shock, explicaba a las cámaras de Mediaset. El domingo, Daniela y Ramón habían llamado al cuartel y habían buscado en hospitales y en todas partes, porque algo se temía. Olga y Adriana se habían llevado el coche y en cambio había dejado los teléfonos. Tardaban en regresar. Daniela tenía que entregar la niña al padre por la tarde, ella era la encargada en el régimen de visitas del acuerdo de separación. A las 21 horas fueron al cuartel a explicar sus miedos otra vez, pero no dijeron nada de las cartas, o no las habían encontrado. Los agentes buscaron a Adriana, pensando que se quería llevar a la niña. Sin imaginar el plan macabro.

El juez la ha enviado a prisión, acusada de homicidio. Adriana hoy está serena. Lo ha explicado su abogado. Los médicos habían dado su permiso para que declarara. Había estado sedada desde el lunes. Cuando entraron en la habitación del hotel donde encontraron a la pequeña, asesinada, les dijo que no sabía cómo había muerto Carolina. Estaba en shock, ausente y ni siquiera colaboró en la búsqueda de su madre.