Marcos Mirás, el presunto parricida de Oza se enfrenta a la prisión permanente revisable. La fiscalía considera que actuó con la única intención de causar daño psíquico a su exmujer al no haber querido retomar la relación. A lo largo de esta semana un jurado popular será quien decida si actuó de forma premeditada o si por el contrario no era consciente de sus actos, como así sostiene su defensa. Marcos aprovechó el fin de semana del 7 de mayo de 2017, día de la madre, que según el régimen de visitas le tocaba estar con su hijo para llevar a cabo el crimen.
El Ministerio Público asegura que le asesinó fríamente y sin importarle la vida del menor. No solo eso, hizo todo lo posible para que no recibiera auxilio alguno. Será un jurado popular compuesto por ocho hombres y tres mujeres el que determine si actuó con plena lucidez o tiene las facultades mermadas.
El matrimonio llevaba separados nueve años y ella había presentado dos denuncias por coacciones y amenazas, pero él se resistía a admitir el divorcio y en venganza a su expareja asesinó al hijo que tenían en común. Por ello, la Fiscalía ha solicitado la prisión permanente revisable para el acusado.
El letrado de la defensa, Ignacio Espinosa, apuesta por un internamiento psiquiátrico amparado en las graves alteraciones psíquicas del acusado.
La fiscal solicita que sea condenado a la prohibición de aproximarse a menos de 500 metros de su exmujer y a no comunicarse por ella por ningún medio durante cinco años más que la duración efectiva de la pena de prisión permanente revisable y abonar también una indemnización de 167.500 euros a su excónyuge.