Es la protesta de los ecologistas para poner de manifiesto lo que consideran un estrepitoso fracaso de la cumbre climática de Madrid. Los casi 200 países reunidos en Madrid pugnan por evitar que la temperatura del planeta suba por encima de 1,5 grados y esto es lo que espera la delegación española.
"Que haya un compromiso de todos, que refleje las obligaciones de los estados para responder a la ciencia y a las demandas de la gente en la calle", señala Teresa Ribera. Algo que pasa por regular y definir el mercado de emisiones. La compra venta de los derechos de emisión entre países y empresas. Para que no haya abusos y sirva realmente para reducirlas y frenar los efectos del cambio climático.
Y aquí cada país se alinea según sus intereses. Los que no quieren avanzar tan rápido, como Australia, Chile, Brasil o India y los que necesitan el apoyo de los más ricos para hacer la transición, los países en vías de desarrollo. Europa quiere pisar el acelerador y en juego está que el negacionismo de Trump frene las ambiciones que se lograron en la cumbre de París, que debían plasmarse en Madrid en papel para llegar a ser una realidad el próximo año en la cita de Glasgow.