El timo del pepino 'eco': el último fraude en la venta de alimentos ecológicos

  • La operación Opson destapa el fraude en toneladas de alimentos y 39.000 litros de bebidas

  • Se han detenido o imputado a 35 personas, nueve de ellas por fraude en los productos ecológicos

Ya lo llaman el timo del pepino bio, aunque no hablamos solo de pepinos, sino de pimientos, de azafrán, de huevos, de calabacines o de tomates. Productos ecológicos que no lo son. Sí, la venta de pepinos como si fueran ecológicos cuando eran los pepinos de toda la vida. La última macrooperación contra el fraude alimentario en más de 60 países ha puesto el foco en los productos ecológicos. En España, con más 2.500 inspecciones, la Guardia Civil ha destapado las trampas de una empresa en Granada que vendía como "bio" y al doble de su precio cientos de toneladas de pepino convencional. Más de 470 toneladas de esta hortaliza han sido requisadas por los agentes a una empresa de distribución de hortalizas y vegetales a Europa, porque el 80 por ciento de los alimentos iban a parar al mercado exterior.

El grupo de inteligencia medioambiental del Seprona comandado por Julio Moyano tiene trabajo entre las manos, sí. Porque dentro de la Operación Opson, coordinada por Interpol y Europol con la participación de diferentes cuerpos policiales de 60 países se han dado a conocer los resultados de las inspecciones practicadas entre el 4 y el 17 de marzo y cuyo objetivo prioritario fijado por la Comisión Europea ha sido la detección del fraude en los productos ecológicos.

Un total de 2.534 exámenes ha realizado la Guardia Civil a diferentes establecimientos del sector de la alimentación, donde se han abierto 1.525 sanciones administrativas y detenido o imputado a 35 personas, nueve de ellas por fraude en los productos ecológicos. De todos esos controles, la Guardia Civil se incautó alrededor cientos de toneladas de alimentos y 39.000 litros de bebidas, según explica Moyano que destaca en el territorio dos operaciones contra el engaño en lo ecológico: una redada en una empresa de Granada y otra en Madrid, concretamente en el mercado Mercamadrid.

Más producción de la normal

La primera empresa trabaja la distribución del pepino, pimiento, calabacín y algo menos el tomate. Todo supuestamente ecológico, porque la sociedad tenía certificado como tal y, de hecho, aseguraba que no disponía de línea de distribución de hortalizas y verduras convencionales. Sin embargo, las sospechas se levantaron cuando los agentes vieron entrar y salir a los agricultores para entregar los pepinos y constataron que el nivel de producción era muy superior a normal entre alimentos ecológicos

Los tres responsables fueron detenidos e investigados por un delito contra los consumidores, a los que claramente engañaban. Si el precio del kilo de pepino "normal" estaba entonces a 0,55 euros, el que distribuían con la etiqueta "bio" sin serlo lo vendían a 0,97 euros, casi el doble. Lo mismo pasaba con el pimiento rojo de California. De un precio de 0,76 euros el kilo del convencional a 1,07 el kilo del ecológico. De la provincia de Granada al gran mercado de mayoristas de Madrid, Mercamadrid.

Los huevos no se libran: 45.360 intervenidos

La Guardia Civil destapó en esta macrorredada internacional otra estafa de lo ecológico, la del huevo. Los agentes descubrieron que en la numeración obligatoria que cada huevo debe llevar marcado en su cáscara, había algunas en blanco. Durante una inspección el Seprona detectó dos partidas de huevos procedentes de Cuenca y Cáceres que habían sido comercializados como ecológicos pero eran de categoría inferior y no cumplían con las especificaciones que marca la normativa vigente. Se intervinieron 45.360 huevos y resultaron detenidas seis personas por los supuestos delitos de falsificación de documentos, estafa y relativos al mercado y los consumidores.

El azafrán tampoco

En Alicante, la Guardia Civil aprehendió 87 kilos de azafrán cuyo precio podía superar los 800.000 euros en un laboratorio clandestino por el que fueron investigadas dos personas. En Ciudad Real el Seprona inspeccionó una nave dedicada al procesado de patas de pollo para consumo humano y exportación a países asiáticos. Se inmovilizaron treinta toneladas de este producto que carecían de registro sanitario y de autorizaciones administrativas autonómicas y municipales, por lo que fue detenida una persona.