Elisabeth no pudo evitar emocionarse al recordar los problemas de alimentación que tuvo hace apenas unos años. Llegó a pesar 40 kilos y su vida corrió un grave peligro: “O mejoraba la alimentación o no estaría aquí”. Su cuerpo ya no podía luchar y lo pasó realmente mal pero consiguió superar los problemas y ahora estaba dispuesta a hacer un cambio en su vida para volver a valorarse y quererse.