El boom de cenar proteínas: ¿es una moda o hemos dado con una clave que se quedará?

Cenar proteínas: sí o no
Cenar proteínas: sí o no. Getty Images
  • A menudo centramos la atención en nutrientes aislados, sobre todo en las proteínas, que se han puesto de moda desde hace un tiempo

  • Pero conviene prestar más atención a los alimentos que componen nuestra dieta que a los nutrientes de forma aislada

  • ¿Dónde quedan los hidratos de carbono?

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Hace tiempo que las proteínas se han puesto de moda. El auge de las dietas ricas en este nutriente se explica en buena parte por su asociación con el rendimiento deportivo y la ganancia o el mantenimiento de masa muscular. Tanto es así que algunas personas creen erróneamente que si comen proteínas a todas horas desarrollarán un cuerpo estilizado, con una musculatura desarrollada..

Los grandes perdedores en este relato son los hidratos de carbono, que se perciben como los malos de la película, dado que muchas personas les atribuyen el papel contrario. Es decir, hay quien piensa que comer hidratos de carbono es poco recomendable y que su consumo se asocia con la ganancia de peso o incluso con el desarrollo de enfermedades metabólicas, como diabetes tipo 2.

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Mitos en torno a la cena

Los prejuicios que se tienen sobre estos nutrientes brillan aún con más intensidad a la hora de la cena. Muchas personas están convencidas de que cenar hidratos de carbono es perjudicial y que lo recomendable sería cenar proteínas.  

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Esa forma de pensar parte sobre todo de una idea: como por la noche dormimos y permanecemos en reposo, no gastamos energía, de modo que nuestro organismo almacenaría la energía que nos aportan los hidratos de carbono en forma de grasa. Por eso mucha gente piensa que cenar hidratos de carbono 'engorda'. Y por eso evitan cenar y hacen ayuno hasta el día siguiente. Pero la cosa no es tan simple.  

Cada persona es un mundo

Es cierto que durante la noche, cuando estamos en la cama durmiendo o en reposo, nuestras necesidades energéticas se reducen. Pero eso no significa que sean nulas. Nuestro organismo sigue requiriendo energía para mantener las funciones vitales. Tampoco es cierto que el cuerpo almacene automáticamente en forma de grasa los hidratos de carbono que comemos por la noche.  

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Además, hay que tener en cuenta que no somos máquinas de quemar nutrientes y que cada persona es un mundo. Por poner un ejemplo, una misma cena puede tener repercusiones diferentes en una persona que acaba de realizar ejercicio intenso y prolongado que en otra que mantiene una actividad sedentaria.  

Es importante tenerlo en cuenta porque los requerimientos nutricionales no son iguales para todas las personas. Lo ideal es que la dieta esté personalizada y se adapte a las necesidades singulares de cada individuo. Sobre todo si hablamos de personas que están en una situación particular, como puede ocurrir con un deportista de élite, por ejemplo.  

No todos los nutrientes son iguales 

A menudo se habla de proteínas o de hidratos de carbono sin tener en cuenta nada más. Esto es un error porque no todas las proteínas son iguales, del mismo modo que tampoco todos los hidratos de carbono lo son. Por ejemplo, hay proteínas, como la del huevo, que tienen un alto valor biológico porque contienen todos los aminoácidos esenciales, todos aquellos que nuestro organismo tiene que obtener a partir de la dieta porque no es capaz de sintetizar. Sin embargo, hay otras proteínas, como las que encontramos en los postres de gelatina, que no contienen aminoácidos de interés y tienen poco valor nutricional. 

Ocurre lo mismo con los hidratos de carbono. Podemos fijarnos en un donut y en un plato de judías verdes. Ambos están compuestos básicamente por hidratos de carbono, pero hay grandes diferencias entre ellos. En el caso del donut, estos nutrientes proceden sobre todo de la harina refinada y el azúcar, así que hablamos básicamente de almidón y sacarosa, hidratos de carbono con muy poco interés nutricional que, además, pueden afectar negativamente a la salud si los consumimos en grandes cantidades o con mucha frecuencia. Sin embargo, en el caso de las judías verdes hablamos de hidratos de carbono complejos, con mucho mayor valor nutricional, entre otras cosas porque este alimento contiene además otros nutrientes de interés, como vitaminas, fibra, compuestos fitoquímicos, etc. 

No nos perdamos con los nutrientes 

Otro detalle importante a tener en cuenta es que centrar nuestra alimentación en nutrientes aislados puede complicarnos la vida y despistarnos. Lo ideal es concebir cada alimento por lo que es, y no por los nutrientes que lo forman. Y a partir de ahí, conformar una dieta basada en alimentos saludables, independientemente de que los vayamos a consumir a la hora del desayuno o de la cena. Y sin interpretar la alimentación desde el punto de vista del peso corporal, es decir, sin obsesionarse con la báscula. 

Siguiendo con el ejemplo, se trata de tener claro que unas judías verdes son saludables y que las podemos comer a la hora de la cena sin problema, aunque estén compuestas básicamente por hidratos de carbono. Mientras que unas salchichas no son muy recomendables a ninguna hora del día, por muy proteicas que sean. 

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