Historia de la gaseosa, la bebida que enamoró a los españoles a mediados del siglo XX

La gaseosa ha tenido un gran éxito en España desde mediados del siglo pasado. getty images
  • El consumo de gaseosa en España tuvo un gran auge hace 50 años

  • Prácticamente en cada provincia había una marca de gaseosa a mediados del siglo pasado

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Como sucedió con otras bebidas que acabaron siendo los refrescos de moda mucho tiempo después, la gaseosa surgió de la necesidad de encontrar un medicamento. En este caso, uno que aliviara el dolor de estómago. De esa intención nació una bebida que pronto conquistó al gran público y cuya expansión alrededor del planeta fue prácticamente total. España, claro está, no fue una excepción. 

A comienzos del siglo pasado la gaseosa ya se comercializaba en nuestro país en unos sobres con polvos, pero su explosión aún tardaría en llegar. De hecho no fue hasta después de la Guerra Civil cuando su consumo vivió un auténtico auge. No en vano, prácticamente en cada provincia había una o varias empresas de pequeño tamaño que comercializaban la bebida a nivel local. Fuenteclara, Masso y Verges, La Revoltosa, La Pitusa o El Gallo, son algunas de las que se comercializaban en aquel entonces.

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La Casera, la gaseosa nacional

Mientras que la sociedad española se asomaba a los años 50 del siglo pasado con esperanza e ilusión, en Madrid la familia Duffo constituía, seguramente con esos mismos sentimientos, una empresa llamada La Casera, cuyo nombre acabó por identificarse, años después, con el de la gaseosa. En España, al menos en muchas zonas, cuando se quería gaseosa se pedía La Casera. Un éxito apoyado en la enorme demanda existente de esta bebida y en el acierto de las campañas publicitarias que acompañaron a la distribución de esta marca por todo el mapa nacional. Y eso es mucho decir en un país que en aquellos años contaba con más de 5.000 fabricantes de bebidas gaseosas según la Asociación de Bebidas Refrescantes.

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De hecho, su expansión tuvo mucho que ver con la desaparición de esas pequeñas fábricas de gaseosa más o menos locales de cuya historia apenas queda la cada vez menor memoria colectiva y los recuerdos en forma de botellas que aún se pueden encontrar en mercadillos de segunda mano. Es más, la compraventa de los icónicos recipientes de las marcas de gaseosas desaparecidas es muy interesante y, en algunos casos, lucrativa, pero eso es otro tema.

Volviendo al desarrollo de la gaseosa en España, una vez que La Casera se hizo con el control del sector no lo soltó, adaptándose a las diferentes modas que se han ido sucediendo en las décadas siguientes hasta llegar a nuestros días como una de los 10 marcas de refrescos más vendidos de Europa.