Silvia Elena y Jaume, la pareja que hace chocolate tropical en Mallorca: "Mi abuelo tenía árboles de cacao"

Maüa Chocolates ofrece productos hechos en el Mediterráneo pero con raíces tropicales
Hablamos con ellos sobre cómo empezó su dulce aventura profesional y cómo seleccionan los granos de cacao
Silvia Elena y Jaume Martorell son los fundadores de Maüa Chocolates (calle Blanquerna, 24, Palma de Mallorca), un negocio que nació fruto de una fusión entre Mallorca y Nicaragua bajo el concepto “bean to bar” (“del grano a la barra”). Ellos se encargan de todo el proceso de elaboración de sus productos, desde la selección del grano de cacao en el origen hasta que el chocolate llega al consumidor.
Ambos son amantes del chocolate desde hace muchos años. Jaume es un ingeniero agrónomo que empezó a interesarse por el cacao en 2008, después de llegar a Nicaragua y visitar cooperativas productoras de cacao en el norte del país. Profundizó en su cultivo y su desarrollo, lo cual le permitió convertirse en todo un experto en la materia. Desde entonces, ha estado más de 15 años trabajando para diferentes empresas y organizaciones en distintas partes del mundo, así como asesorando fincas en Latinoamérica.
En las montañas de Matagalpa conoció a Silvia, nacida en Nicaragua y procedente de una familia de productores de cacao, por lo que desde pequeña conoce todos los detalles de su cultivo. En su tierra es habitual consumir bebidas hechas con cacao y maíz, principalmente, combinadas especias como clavo, pimienta o canela. “En mi niñez olía el cacao tostado y ayudaba a mi madre y mi abuela a elaborar esas bebidas. Mi abuelo tenía árboles de cacao sembrados en su finca”, recuerda.
El origen de Chocolates Maüa
Silvia y Jaume cuentan a Gastro cómo empezó Chocolates Maüa en el año 2020, en plena pandemia. Jaume se dedicaba a asesorar empresas en calidad de cacao y tenía una maquinaria a escala de laboratorio. Muchas personas se aventuraron a hacer pan casero durante el confinamiento, pero Silvia lo animó a que comenzaran a hacer barras de chocolate para regalar a sus amigos y familiares.
El éxito de sus chocolates fue tanto que unos meses después decidieron formalizar la empresa y buscar cómo estructurar el proyecto, que agarró forma en 2021 al montar un primer obrador en Palma de Mallorca, en la calle Aragón. Ella se encarga de la elaboración de los chocolates y ultima cada detalle para los clientes, mientras que su pareja la apoya en el desarrollo de las recetas, las catas del chocolate y la representación de la empresa.
Cómo se hace el chocolate
La compañía fabrica chocolate artesanal “seleccionando los mejores ingredientes, con conciencia social y ambiental, creando tabletas trazables y transparentes desde la finca hasta la barra”. Apuestan por un “comercio directo y justo”, cuidando las relaciones con los productores y su entorno. Silvia y Jaume nos explican que el cacao puede comprarse a través de importadores que hay en diferentes países de Europa: “En nuestro caso tenemos relación directa con los productores, pero, por la escala y el volumen, lo compramos en palés a estos importadores”. Cabe destacar que también incluyen ingredientes mallorquines en sus productos, como en su chocolate 40 % con leche y almendras mallorquinas o el chimelb 65 % con granos de cacao de Guatemala y naranja de Sóller.
La elaboración de sus chocolates requiere cierto tiempo: “Desde que se empieza a escoger el cacao hasta que se empaca la tableta puede pasar más de una semana, ya que hay múltiples procesos y pasos. Además, nosotros maduramos el chocolate durante un mínimo de tres semanas para mejorar la calidad del mismo”. Una vez que les llega el cacao, se encargan del escogido del grano, algo que hacen a mano “para eliminar granos pequeños, pelados, quebrados, aplanados o arrugados y con defectos”. Después vienen el tostado, el descascarillado, el refinado, la maduración, el atemperado y el empaque.
En su tienda online se pueden comprar chocolates artesanales con cacao e ingredientes de procedencias muy diversas. Además de Waslala (Nicaragua), también recurren a Bocas del Toro (Panamá), Cotopaxi (Ecuador), Piura (Perú), Paraguay y la región montañosa de Idukki (al sur de India). Sus granos de cacao viajan grandes distancias hasta conseguir un delicioso chocolate hecho en el Mediterráneo, pero con raíces tropicales.
