Los errores más comunes al elegir el suelo de la cocina y cómo evitarlos

Elegir el suelo adecuado para la cocina es una decisión crucial que no debe tomarse a la ligera
Se trata de uno de los componentes que más influye en la funcionalidad, seguridad y estética de este espacio
Cuando se trata de reformar una cocina, la elección del suelo puede parecer un detalle trivial en comparación con otros aspectos más visibles como los electrodomésticos o los armarios. Sin embargo, el suelo es uno de los componentes que más influye en la funcionalidad, seguridad y estética de este espacio. A menudo, las decisiones apresuradas o mal informadas sobre qué tipo de suelo instalar en la cocina pueden conducir a problemas a largo plazo. Repasamos los errores más comunes que se cometen al elegir el suelo de la cocina y la forma de evitarlo.
Los 6 errores más comunes al elegir suelos de cocina
Priorizar la estética sobre la funcionalidad
Uno de los errores más frecuentes es dejarse llevar únicamente por el aspecto visual del suelo. Aunque es indudable que el diseño de una cocina debe ser estéticamente agradable, no se puede obviar la funcionalidad, especialmente en una zona tan transitada como esta. Los suelos muy brillantes, por ejemplo, pueden parecer elegantes, pero tienden a ser más resbaladizos y requieren un mantenimiento constante para que luzcan impecables.
Para evitar este error, se recomienda equilibrar la estética con la durabilidad. Materiales como el gres porcelánico y la cerámica, que imitan la apariencia de la madera o la piedra, son opciones populares que combinan un buen diseño con resistencia y facilidad de mantenimiento.
No tener en cuenta la resistencia al agua y la humedad
La cocina es un espacio donde el contacto con el agua es inevitable: derrames, salpicaduras y la humedad constante derivada de la cocción es el pan de cada día. Elegir un suelo que no sea resistente al agua puede resultar en la deformación, decoloración o incluso daños estructurales. Este es un problema recurrente con materiales como la madera no tratada o los suelos laminados de baja calidad, que pueden hincharse o deformarse con la exposición prolongada a la humedad.
La solución es optar por materiales impermeables, como el vinílico o el porcelánico. Estos suelos no solo son resistentes al agua, sino que también ofrecen una gran variedad de diseños que imitan otros materiales sin contar con sus inconvenientes. Además, su instalación es relativamente sencilla y son fáciles de limpiar.
Ignorar el tráfico de la cocina
La cocina es uno de los espacios más utilizados de cualquier hogar, lo que significa que el suelo estará sometido a un tráfico constante. Un error común es subestimar este factor y elegir materiales que no están diseñados para soportar un uso intensivo, lo que puede llevar al desgaste prematuro. Por ejemplo, los suelos de madera o laminados baratos, pueden parecer atractivos al principio, pero tienden a rayarse y desgastarse con rapidez en zonas de mucho tránsito.
Para evitar este problema, es crucial optar por suelos altamente resistentes, como el microcemento o la piedra natural. Estos materiales no solo soportan bien el tráfico, sino que también requieren menos mantenimiento a largo plazo.
Desconocer el coste total de la obra
Otro error que cometen muchos propietarios es centrarse únicamente en el coste del material, sin considerar los gastos asociados a la instalación. Algunos suelos, como la piedra natural o el microcemento, pueden requerir una instalación especializada, lo que incrementa de forma significativa el coste total.
Para evitar sorpresas desagradables, es fundamental que te faciliten un presupuesto detallado que incluya no solo el material, sino también la mano de obra y posibles trabajos adicionales, como el nivelado del suelo o la instalación de una base adecuada. También es recomendable consultar con un profesional para calcular correctamente los metros cuadrados y no comprar más material del necesario.
No prestar atención a las juntas y el mantenimiento
A menudo, los propietarios no tienen en consideración la importancia de las juntas entre las baldosas al elegir un suelo de cocina. Las juntas son áreas propensas a la acumulación de suciedad, lo que puede hacer que la cocina parezca sucia incluso justo después de limpiarla. Además, los materiales de baja calidad en las juntas pueden desgastarse rápidamente, lo que requiere reparaciones frecuentes.
Para minimizar este problema, se recomienda optar por baldosas de gran formato, que requieren menos juntas y, por lo tanto, son más fáciles de mantener. También es importante elegir un material de rejuntado de alta calidad y resistente al agua para evitar problemas futuros.
No valorar la importancia de la comodidad
Finalmente, muchos olvidan que la cocina es un espacio donde se pasa mucho tiempo de pie. Elegir un suelo que sea demasiado duro, como la piedra natural sin una base acolchada, puede causar molestias a largo plazo. Aunque la durabilidad es importante, el confort también debe ser un factor que se debe tener en mente.
Una solución a este problema es colocar alfombras antideslizantes en las áreas donde se pasa más tiempo, como frente a la encimera o la zona de cocción. Alternativamente, elegir suelos como el vinílico o el linóleo, que ofrecen un poco más de amortiguación, pueden ser más cómodos para el uso diario.
Seleccionar el suelo adecuado para la cocina es una decisión crucial que no debe tomarse a la ligera. Al evitar los errores comunes y optar por materiales que combinen estética, funcionalidad y seguridad, se puede garantizar que la cocina sea tanto práctica como atractiva durante muchos años. Recuerda siempre consultar con profesionales antes de tomar una decisión final y asegúrate de que la instalación se realice correctamente para evitar problemas a largo plazo.