Nieves Felipo, la gastroinfluencer que prueba todo lo nuevo en Madrid: "Pago el 99% de los restaurantes que subo"

Nació en Valencia, vive en Madrid, es licenciada en Bellas Artes y su otra gran pasión es la creación de marcas
Más de 200.000 seguidores están pendientes de sus recomendaciones en TikTok e Instagram desde hace tres años
Si eres de los que les gusta estar pendientes de las redes sociales para saber qué se cuece en la escena gastronómica, lo más probable es que ya hayas visto u oído a Nieves Felipo en más de una ocasión. Desde hace tres años no ha dejado de descubrirnos todo tipo de propuestas a través de un perfil que hace tiempo que superó los 200.000 seguidores (si sumamos los de TikTok, donde empezó, y los de Instagram). Y aunque de vez en cuando es su perro Panceta quien se apodera del objetivo de su iPhone, lo cierto es que, más allá de algún viaje esporádico, su feed está lleno de todo tipo de platos y experiencias relacionadas con el noble arte de zampar: desde hamburguesas o tacos hasta platos de cocina asiática o menús degustación en restaurantes de alta cocina.
Lo que probablemente no sepas es que esta joven valenciana, que se mudó a Madrid hace siete años, es licenciada en Bellas Artes y con lo que realmente se gana la vida es con su otra gran pasión: la creación de marcas. De todo esto y mucho más hemos hablado con Nieves, cómo no, después de darnos un buen homenaje a cargo del chef Carlos del Portillo en Bistronómika, el templo madrileño para los amantes del pescado y las brasas. Por cierto, en apenas unas horas el vídeo centrado en esta experiencia ha superado las 50.000 reproducciones, así que no es de extrañar que se la rifen las agencias que gestionan la comunicación de restaurantes.
Cuéntame lo que no vemos en redes. ¿A qué te dedicas, profesionalmente hablando?
Yo estudié Bellas Artes en Valencia, pero me vine a Madrid para estudiar un máster en gestión publicitaria. Fue ahí donde descubrí que me gustaba mucho toda la parte de creación de marcas. Siempre me ha gustado también todo lo relativo al diseño, pero ahí sí que no tengo background. Y digamos que me di cuenta de que podría ser igualmente creativa con las palabras. Pero lo más curioso es que con el tiempo me he terminado llevando muchas cosas de la parte de redes a mi trabajo. Ahora mismo estoy en Plural, que es una consultora de marca, aunque lo llamamos branding studio. Básicamente, lo que hacemos es rebranding de marcas y creación de marcas desde cero. Yo estoy en la parte estratégica, que incluye análisis de marca, de competencia, de audiencias, de mercado, de tendencias... Todo lo necesario para construir el territorio, que es sobre lo que luego se construye el resto: el diseño y la parte visual.
En realidad son dos mundos que están bastante conectados.
Por supuesto, en ambos es importante ser súper creativos con las palabras, una narrativa de marca tiene que ser atractiva, tiene que atraer a la gente con la que luego va a conectar. De hecho, creo que ahí es donde he aprendido que el storytelling es tan importante. Y por eso me importa tanto la parte visual cuando hablo de los restaurantes. Porque tú puedes tener un mal vídeo con un buen guion y que el vídeo vaya increíble, pero es muy difícil que un mal guion, a pesar de ir acompañado de un buen vídeo, tenga buenos resultados.
¿Y en qué momento ese perfil pasa a convertirse en el de una creadora de contenido gastronómico?
Todo empezó hace tres años porque mi novio Nico y yo empezamos a gastar mucho dinero en restaurantes, nos lo dejábamos sobre todo en hamburguesas que probábamos de delivery. Y yo luego subía reviews de esos sitios a TikTok. En Instagram llevo menos tiempo subiendo cosas porque al principio me daba vergüenza, ya que ahí sí que me conocía la gente que me seguía. Básicamente, eran familiares, amigos del colegio y gente cercana. Pero bueno, luego esa vergüenza se te quita (risas). Y así fue cómo empecé, yendo a sitios baratos, porque yo en ese momento prácticamente acababa de salir del máster y estaba empezando la vida laboral. Recuerdo ir, por ejemplo, a Takos al Pastor, que a mí me encanta, me parece que está muy rico por el precio que pagas. Se me hizo súper viral el vídeo, creo que fue el primero con casi dos millones de vistas. Y eso te va dando motivación porque a la vez te das cuenta de que vas adquiriendo un poquito más de criterio, lo que te lleva a visitar sitios cada vez mejores. Una de las cosas que he aprendido es que no merece la pena perder credibilidad por una invitación, por eso ahora mismo puedo decir que en el 99% de los restaurantes que subo he pagado por la experiencia.
¿Y por qué decidiste centrarte en la gastronomía?
A los dos nos gustaba mucho todo el tema gastro, a Nico especialmente porque sus padres tenían restaurantes en Venezuela. Durante la cuarentena él se pasaba el día cocinando en casa, al no poder trabajar en lo suyo, que es la hostelería. Yo sí que seguí teletrabajando en aquella época, así que su único pasatiempo era hacerme la comida y la cena (risas). Recuerdo que hicimos hasta una empanada de yuca, nos currábamos los platos. Pero no subimos nada de eso porque empezamos justo después de la pandemia.
¿Cómo te presentarías a alguien que no te conoce?
Siempre digo que soy consultora de marca. Eso para empezar. Porque además creo que he construido una marca personal, por eso ahora mismo rechazo muchas cosas o intento tener mucho filtro con las cosas que subo. Porque lo que estoy construyendo es lo que lo que soy, lo que quiero atraer, lo que quiero ser. Y, bueno, luego tengo el hobby, que se ha convertido en trabajo, de subir contenido gastro a redes sociales. Y a veces me defino como foodie, aunque siento que esta palabra está muy machacada, al igual que influencer. Así que también digo que soy creadora de contenido gastro.
La parte buena es que tienes libertad total para decidir qué sitios visitar.
Sigue habiendo algunas invitaciones, pero en esos casos siempre lo menciono. Cuando me invitan siempre añado en el copy algo tipo: 'Gracias por la invitación'. O cualquier cosa para dejar claro que me han invitado. Y hago lo mismo con las publicidades.
En tu perfil vemos que uno de los que más sale en los vídeos, aparte de Nico y de ti, es tu perro Panceta. ¿No soléis llevarlo a comer por ahí?
Es complicado porque se porta muy mal (risas). Aunque en realidad se porta mal por nuestra culpa, porque cuando un perro está bien educado sí que puedes llevártelo a todas partes. Pero eso no quita que sea muy buen perro y que le queramos mucho. Se porta muy bien con las personas y con los otros perros, pero no vemos claro lo de llevarle a los sitios porque es es muy inquieto. Es que tiene tres años, y con esa edad los perros suelen ser muy curiosos cuando se encuentran con muchos estímulos. Si a esto le sumas que pesa 32 kilos... Y, por otra parte, no creo que se lo pase tan bien en un bar o restaurante, yo no tengo muy claro que los perros lo disfruten. Así que prefiero llevarle durante una hora larga a jugar al parque.
¿Hay algún tipo de cocina que te atraiga especialmente?
Ahora mismo estoy enganchada a la comida asiática. Entiendo que, en parte, porque los dos últimos viajes grandes que he hecho han sido, por un lado, Japón, y por otro, Singapur, Kuala Lumpur, Shanghái y Bali, que estuve el año pasado. Nos encanta hacer ese tipo de viajes y la verdad es que ahora estoy muy enamorada de la comida asiática. Aunque también me gusta mucho la peruana, pero ese viaje lo tengo pendiente porque de hecho aún no he visitado ningún país latinoamericano. Tengo previsto ir a México este año y siempre estamos mirando la posibilidad de ir a Venezuela.
¿Y qué ciudades que te han sorprendido recientemente a nivel gastronómico?
A mí, Singapur me encantó. Y Kuala Lumpur también me gustó mucho. Sobre todo, en Kuala Lumpur, esos restaurantes increíbles que están dentro de mercados. Disfruté mucho en Nasi Lemak, por ejemplo, y otros cuyos nombres no recuerdo ahora. Allí las salsas son bastante picantes y a nosotros nos encantan. Y en Singapur también comimos muy bien, básicamente porque seguimos las recomendaciones de Dabiz Muñoz, que había estado el año anterior y había publicado una guía. Así es imposible fallar (risas).
Tiras más al street food que a la alta cocina. ¿Puede ser?
Me encantan los sitios de alta cocina, pero si te refieres a los vídeos que subo, obviamente no son los que mejor funcionan en redes sociales. Es un público muy reducido el que puede pagar ese tipo de restaurantes. Por otra parte, esto también pasa porque el público en redes suele ser muy joven, y a la mayoría no les interesan los restaurantes que suelen tener un ticket muy alto. Si quieres hacer algo súper viral, sabes que los que van a funcionar van a ser siempre los más baratos. Y aunque cada vez es más difícil, porque hoy en día casi todo ya se sabe, yo disfruto mucho cuando encuentro joyas escondidas. Por ejemplo, BAMMBAO me encantó. Y me parece que en Yeka Street Food está todo súper rico y no pagas mucho.
¿Cómo es el proceso de creación de estas piezas?
Soy más bien de estar durmiendo y que, de repente, se me ocurra algo que tengo que apuntar corriendo en las notas del móvil (risas). Ahí suelo tener palabras sueltas que al final me sirven, por ejemplo, para ver cómo enfocar el principio del vídeo. Y luego ya el guion lo estructuro a partir de esa primera frase que para mí es lo más importante porque es el hook. Esa primera frase tiene que ser suficientemente atractiva para que la gente se quede a ver el resto del vídeo, o por lo menos a la mitad. Yo giro casi todo la pieza en torno a ella, a no ser que de repente el chef con el que estoy hablando diga algo súper interesante. Aunque otras muchas veces es simplemente algo que se me ocurre y que no tiene nada que ver con el restaurante en sí.
¿Qué te ves haciendo dentro de unos años?
Qué pregunta más difícil. Nunca la he sabido. Yo me he ido dejando llevar en función de lo que me ha ido gustando. Es verdad que cocinar como tal nunca me ha atraído demasiado, pero también es verdad que he sufrido un poco el síndrome del impostor, sobre todo cuando empecé en esto. Sentía que tenía un vacío de conocimiento al no haber estudiado cocina, pero lo cierto es que he probado muchísimos sitios desde que estoy en Madrid, seguramente Nico y yo estamos muy por encima de la media en ese sentido. Pero no te voy a engañar, hay una parte de mí a la que le gustaría saber decirte qué ingredientes tiene este plato, algo que nunca voy a saber a no ser que no me lo digan.
¿En tu casa se cocinaba mucho?
Mi madre es la que siempre ha cocinado y creo que le sale espectacular el arroz al horno, algo que mucha gente de fuera de Valencia no lo suele conocer. Y sí, también hemos salido a comer fuera, porque de vez en cuando sí nos dábamos algún homenaje. Pero yo creo que es ahora, a raíz de empezar yo a dedicarme a esto, cuando mis padres han empezado a estar más interesados en todo lo relacionado con los restaurantes. Aunque siempre me dicen que me he vuelto muy pija para comer, es su frase favorita (risas).
Pocas personas están más pendientes de las aperturas en Madrid que tú. ¿Has descubierto cosas interesantes últimamente o todo es más de lo mismo?
Creo que el sector hostelero se está profesionalizando, es algo que hemos hablado mucho con varios amigos. Antes, la gente emprendía o montaba un bar porque era lo fácil. Ahora, por ejemplo, están más definidos, ya no se ven aquellas cartas de 50.000 páginas que no tenían ningún tipo de sentido porque no sabías si pedirte una pizza o una paella. Afortunadamente, ahora se están acortando mucho porque se están especializando en una cosa específica. En cuanto lo de las aperturas interesantes, es complicado, porque el gusto es algo que varía tanto de una persona a otra... Es evidente que se abren cosas que se parecen a otras que ya existen, pero también hay propuestas más diferenciales. También creo que la comunicación, y cómo la lleves a cabo, es algo que marca la diferencia para que un restaurante sobresalga.
¿Para ti es algo vital? Hay sitios que no hacen comunicación y funcionan francamente bien.
A ver, si tienes un sitio que es malísimo y le intentas meter comunicación por todos lados no va a funcionar. Aunque decidas invitar a 20 influencers, el local no va a levantar y eso es una realidad. Y esto es algo que puedes aplicar a la inversa. Al final es algo de lo que te sueles enterar por los propios restaurantes, hace poco estuve en Tetsu y se mostraron súper agradecidos cuando vieron la publicación, me imagino que lo notarían de alguna manera en las reservas. Yo desconozco ese dato pero sí sé cuánta gente se ha guardado el vídeo, cuántos lo han compartido, etc. Tengo una anécdota muy graciosa a este respecto. Cuando fui a la heladería Myka, que me la había recomendado un amigo, pedí el helado de yogurt griego especial del mes, que llevaba mermelada, que a mí no me gusta nada. Así que lo que hice fue pedir que me lo cambiasen por otro ingrediente. Pues bien, resultó que durante el mes siguiente hubo muchos clientes que iban al local pidiendo también que le quitasen la mermelada (risas). ¡La dependienta no se lo podía creer!
