Colmado 69: un nuevo altar del picoteo fino en Chamberí

Colmado 69 no es solo una tienda gourmet: es una “casi taberna” con horario de ultramarinos y espíritu de barra de toda la vida
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Madrid tiene un talento natural para reinventarse a golpe de calle. Y donde antes había una tienda anodina, ahora late una esquina con alma y cuchillo: Colmado 69, recién abierto en Fernández de los Ríos, 69, es la nueva aventura de Óscar Fernández Mendieta y su socio, Luis Enrique Correia, los mismos que nos regalaron el sabor auténtico de su otro Colmado en la calle Numancia. Allí ya se intuía lo que ahora confirman: que en Madrid todavía quedan rincones donde lo exquisito no es sinónimo de estirado, sino de auténtico.
Aquí se entra con la idea de comprar algo bueno y se sale con la sonrisa llena de pan y vino. Porque Colmado 69 no es solo una tienda gourmet: es una “casi taberna” con horario de ultramarinos y espíritu de barra de toda la vida. Dicen que “las exquisiteces no están en lo inaccesible, sino en lo que se comparte sin prisas”, y eso parece ser el lema invisible que flota entre los embutidos y las botellas.
El mostrador, un mapa de placeres ibéricos
Hay colmados que venden, y colmados que enamoran. Este es de los segundos.
Nuestro recorrido gastronómico empezó con la gilda, una versión castiza y golosa: queso suave de vaca, cabra y oveja con cecina de vacuno de Cecinas Pablo, una combinación que hace salivar a la primera mirada.
Seguimos con la Cecina de Picaña, también de Cecinas Pablo, pura mantequilla curada que se deshacía con solo pensarlo.
El jamón 100% bellota de Montaraz puso la nota de solemnidad, ese bocado que te obliga a cerrar los ojos un segundo.

Entre los quesos, nos dimos una vuelta por toda la península: el Payoyo semicurado de Cádiz, con su punto de campo y sierra; el La Vega Castellano de Palencia, serio y equilibrado; y el Galmesán, un queso de vaca gallega que acumula premios y alabanzas con toda justicia, un parmesano de alma atlántica.
Y de postre, sorpresa dulce: el brownie de Oma by Luchi, un pequeño lujo artesano nacido en un obrador madrileño que ya abastece a varios restaurantes. “Lo hace muy bien”, dicen quienes lo prueban. Y quien lo prueba, repite.
Vinos con voz propia
En Colmado 69, el vino es animador de conversaciones. Los nuestros fueron estos:
Roda 2021, un Rioja con aplomo y sonrisa: fruta negra, madera justa y mucho saber estar. La Bruja 2022, garnacha viva y fresca, con su aire de campo y alegría de domingo. Guímaro 2023, con su alma de Ribeira Sacra, con su recado de granito mojado y estímulo de charla cordial entre amigos.
Tres vinos elegidos para brindar no solo por el sabor, sino por la compañía.
Madrid y su manera de querer
Dice Andrés Trapiello que siempre le apetece contar esta ciudad como se le cuenta a un amigo. Y eso es exactamente lo que ocurre aquí: Colmado 69 cuenta Madrid con el lenguaje del barrio, de la gente que se conoce por su nombre y se saluda con hambre. Porque Madrid, la de verdad, sigue oliendo a pan recién cortado, a vino abierto, a cuchillo limpio y a ganas de quedarse un rato más.

Y como diría Julio Camba, “la comida popular, buena o mala, explica un país tanto como su paisaje”. Aquí, el paisaje es un mostrador, y el país, un mordisco compartido en buena compañía. Colmado 69 es también eso: un pedazo de barrio bien cortado, afinado y servido con cariño.
Un sitio para comprar exquisiteces y, sin darte cuenta, acabar brindando por la amistad y porque vengan prometedores los días del futuro. En esta ciudad, como reza en su sabiduría popular: comer sin vino es miseria y desatino… y en Fernández de los Ríos 69 eso no pasa.