Lo que difícilmente ningún vidente podría prever es lo que sucede en un bar de Pontevedra. Todas las mañanas y a la misma hora, como un cliente más, aparece una paloma a desayunar a cuerpo de rey.
Se llama Pichón y ha conquistado tanto a dueños como a los clientes del establecimiento. "Ya no tenemos que barrer, lo barre ella todo", señala Juana Pazos, camarera del establecimiento.