A este hombre fumar casi le cuesta perder a su hijo porque después de subirse al tren con el pequeño, al que deja en un asiento, decide bajar al andén. Piensa que le da tiempo a fumarse un cigarrillo. Sin embargo, el tren se pone en marcha. Otro pasajero trata de avisarle pero llega tarde, porque las puertas se cierran ante la impotencia del hombre.