El destino hace que los caminos de Candela y Massimo se crucen en el aeropuerto de Praga

  • Sus respectivos vuelos quedan cancelados y deciden buscar juntos una solución

Candela viaja a Praga para impartir un curso de baile flamenco y Massimo acude a la capital de la República Checa para asistir a una importante reunión de negocios. Por la huelga de controladores aéreos, los vuelos a Sevilla y Roma son cancelados, por los que ambos se quedan sin poder regresar a sus casas.

Entre la multitud del aeropuerto, la sevillana choca contra el italiano y el móvil de éste sale volando por los aires y termina destrozado."Perdón, ha sido un accidente", se disculpa ella ofreciéndose a pagarle el teléfono. "¡Perdón una mierda! Es demasiado caro para ti, te lo regalo”, brota él marchándose a toda prisa y olvidando su cartera en el suelo.

La bailarina acude a la oficina de objetos perdidos pero cuando está a punto de entregarla un policía la agarra del brazo y le pide que le acompañe a otra sala. En ella se encuentra Massimo, muy enfadado pensando que Candela ha planificado el accidente para quedarse con su dinero. "No pongo una denuncia porque tengo prisa, pero yo la registraría, a saber cuántas carteras ha robado", sugiere el italiano a la policía."No voy a permitir que el primer maniquí que pase me llame ladrona, ahora te voy a denunciar yo por difamaciones", asegura ella.

El agente de seguridad logra mediar entre ambos y calmar las aguas. Candela convence a Massimo para que la lleve al centro de Praga en el coche que alquila. A regañadientes éste accede pero la paz dura poco tiempo. Durante el trayecto, la joven no para de hablar y de hacer preguntas, algo que irrita mucho al de Roma. "Estate calladita o sino bájate aquí a contarle tu vida a otro porque a mí sinceramente me resbala del todo", estalla él. Muy ofendida, la bailaora baja del vehículo y decide intentar llegar a Praga por sus propios medios.