Mucho antes de la aparición del programa europeo de evaluación de vehículos nuevos, algunas firmas ya realizaban estas pruebas. Lo hacían en los alrededores de sus fábricas con menos recursos. Poco a poco la organización de estas actividades se fue perfeccionando, sobre todo en el procedimiento a la hora de analizar las colisiones. Los medios que grababan estas simulaciones pasaron de lo primario a la sofisticación y actualmente estos rodajes son capturados por cámaras de alta definición, donde ningún detalle, por pequeño que sea, pasa desapercibido.
En sus inicios la EURONCAP realizaba solamente pruebas de seguridad pasiva, basadas en el comportamiento de los automóviles, tras ser sometidos a impactos frontales laterales. Sin embargo, en los últimos años se han incorporado otros tests para medir la seguridad de niños a bordo, y la de los peatones en caso de atropello. La prueba de impacto frontal se realiza a 64km/hora contra una barrera deformable, mientras que el choque lateral se produce contra una barrera móvil y a una velocidad de 50 km/hora. Incluso para valorar la seguridad de sus modelos, algunos fabricantes como Volvo cuentan con un pequeño lanzador.
De las prácticas más rudimentarias a la técnica de análisis más depurada . Esto es solo una pequeña muestra del salto de calidad que han experimentado los crash tests y, sobre todo, los fabricantes de coches a la hora de preservar la integridad de sus clientes.