Comenzamos nuestra ruta desde la monumental ciudad que le da nombre que esconde tras sus murallas uno de los cascos antiguos mejor conservados de España. Un tesoro declarado patrimonio de la humanidad por la UNESCO en 1986.
Sus murallas árabes, su barrio judío y sus inverosímiles callejuelas acogen una de las mejores muestras de arte religioso y arquitectura gótica y renacentista que se conservan.
Abandonamos Cáceres y a tan sólo 53 kilómetros nos adentramos en Trujillo. Parada obligatoria: la plaza mayor. Sin duda, uno de los centros turísticos clave de Extremadura por su valor histórico, gastronómico y cultural.
Continuamos nuestra ruta y encontramos Villanueva de la Serena, perteneciente ya a la provincia de Badajoz. Ideal para hacer un descanso mientras disfrutamos de un entorno marcadamente medieval.
Los dos próximos destinos harán las delicias de los apasionados por los castillos. La primera parada la efectuamos tras 15 kilómetros en la carretera, en Medellín. Zona clave a lo largo de la historia para romanos, visigodos, árabes y cristianos. Todos dejaron un legado cultural muy patente en la ciudad y esto se aprecia en sus principales reclamos: el puente de los Austrias sobre el Guadiana y el castillo que domina toda la zona desde este alto cerro. Pero como te avanzábamos no es el único. A tan sólo 58 kilómetros encontrarás el castillo de Montánchez. Una fortaleza romana, de gran valor estratégico e histórico.
Y para terminar nuestra ruta, volvemos al punto de partida, Cáceres. Porque nada mejor para acabar con un espléndido recorrido por la historia de la región, que degustar lo mejor de su gastronomía, y como no, en un restaurante recomendado por la guía Michelin: “Casa Madruelo”. El broche de oro para un día perfecto. Para redescubrir una zona que seguro que te va a conquistar.