El filtro de partículas del vehículo

telecinco.es 04/06/2018 11:53

Desde MQC Renting os contamos algunos detalles de este elemento. Así, los coches diésel llegaban a emitir tanto que los fabricantes orientaban las colas de los escapes hacia el suelo para que, al menos, cuando el coche estuviera detenido o circulara a baja velocidad, toda esa carbonilla –que, entre otros problemas, provoca enfermedades respiratorias– quedase adherida al suelo y no flotando en el aire. Pero a raíz de la entrada en vigor de la norma Euro IV –que limitaba las emisiones de partículas a 25 mg/km–, y de la posterior Euro V –que, en 2009, rebajó ese límite a 5 mg/km–, quedó claro que no iba a ser suficiente con que los escapes mirasen hacia el suelo.

Aunque, al principio, algunos fabricantes reservaban el filtro de partículas para aquellos mercados en los que representaba una ventaja fiscal –como el alemán–, desde 2008 todos los diésel están obligados a ofrecerlo como equipo de serie.

Estos filtros atrapan el 99% de las partículas que genera un motor diésel, y que, de media, tienen un diámetro de unos 100 nm. El principal enemigo de los filtros son las cenizas: partículas inorgánicas que no se queman, ni siquiera durante la regeneración.

Estas partículas proceden, sobre todo, del azufre presente en el gasóleo y en algunos lubricantes, aunque también se generan durante el calentamiento del filtro. Su acumulación no sólo provoca regeneraciones más frecuentes que aumentan el consumo, sino que, al entorpecer la salida de los gases de escape, empeoran la respuesta del motor, y a la larga pueden llegar a obstruir el filtro.

El interior de un filtro de partículas está compuesto por innumerables canales. Cada uno de estos canales tiene un extremo sellado, de manera que el único camino que tienen los gases para salir del filtro es atravesar la pared del canal en el que se encuentran, y que recorren a una velocidad de unos dos centímetros por minuto, para acceder a uno que no sea un ´callejón sin salida´.

Durante este proceso, las partículas que no pueden atravesar la pared quedan retenidas en los canales de ´almacenamiento´ del filtro, que se van llenando progresivamente. A medida que ocurre esto, la diferencia de presión entre la entrada y la salida del filtro aumenta. Esta diferencia de presión se detecta mediante dos sensores conectados a los conductos. Cuando alcanza cierto valor, se activa el ciclo de regeneración del filtro para su limpieza.