Desde MQC Renting te contamos esta curiosidad. Y es que nuestro país fue uno de los que mejor acogida brindó al automóvil creado por Benz, al menos hasta la Guerra Civil. Por eso, el parque automovilístico creció de forma exponencial durante los primeros años en las clases más altas de la sociedad de la época.
Las autoridades no se tomaron demasiado en serio la llegada de este avance mecánico, por lo que durante los primeros años sólo exigían a sus propietarios incorporar una pequeña chapa que certificaba que su poseedor había abonado el impuesto necesario para poder circular, exactamente igual que el que pagaban los carros tirados por animales e incluso las bicicletas.
Pero en el año 1900 surge la primera regulación en lo que a matrículas se refiere. Se publicó el Reglamento para el Servicio de Coches Automóviles por Carretera, que recogía la necesidad de poder identificar a esos rudimentarios vehículos para poder localizar a sus dueños en caso de infracciones de tráfico.
De esta forma, el primer automóvil en estrenar una placa de matrícula fue un coche francés, de la marca Clement, que se matriculó en Palma de Mallorca con la placa PM-1, y que ha pasado a la historia de la automoción como el primero en todo el mundo en contar con una placa de identificación como las que conocemos hoy en día.
Las matrículas fueron haciéndose cada vez más habituales en todo el país, aunque en las Islas Canarias su progreso fue algo más lento, ya que el primer coche se matriculó en Gran Canaria en el año 1926.