"No hay rival fácil. A estas alturas todos son complicados. No tenemos preferencias", han dicho los jugadores españoles y el propio Luis Aragonés en los últimos días, después de ganar a Suecia y asegurar el billete para cuartos. Pero la realidad es otra. Luis ha dicho también que Italia es el "mejor equipo del mundo" en competitividad y que España debe de intentar parecerse a los azzurri.
El oficio de los italianos, su enorme experiencia, es muy valorado por el técnico español, quien, no obstante, se ha hartado de decir que Rumanía era el tapado de la Eurocopa, pero con la boca pequeña. Los jugadores piensan lo mismo que Aragonés. Un detalle revelador son los enormes gritos de alegría primero y de decepción después que se pudieron escuchar en la sala de prensa del estadio Neu Tivoli de Innsbruck el pasado viernes 13.
Desde allí, y procedentes del vestuario español, se pudo escuchar como los futbolistas de Luis celebraban por todo lo alto el penalti a favor de Rumanía en su enfrentamiento contra Italia que podía haber dejado fuera de combate a los azules, así como la decepción al ser marrado por Adrian Mutu. Lo mismo sucedió en las calles de Salzburgo, donde España espera el partido intrascendente ante Grecia. La afición española, que ya se encuentra en la ciudad de Mozart, no recibió de buen grado la noticia de un nuevo duelo contra Italia. Todos esperaban a Rumanía. Desconfían de Italia, a pesar de que no podrá contar con Andrea Pirlo ni Genaro Gattuso para el importante compromiso.
Tampoco consuela la victoria en el amistoso de marzo en Elche. Por eso, de momento, Italia ha ganado la batalla mental. Otra cosa será lo que suceda en el césped del Ernst Happel de Viena. Allí, la selección de Luis debe sacudirse todos los fantasmas y poner sobre el tapete todas sus cualidades. Si se quiere ser campeón, hay que ganar al que se ponga por delante y el primero es Italia. La emoción está asegurada.
El último precedente, en la retina de todos
Contra Italia, ha escrito España páginas épicas, duelos sin cuartel. Son partidos que quedan grabados para siempre en la retina de las dos aficiones. Un clásico europeo y mundial. Sin duda, la imagen más repetida en España es el codazo de Tassotti a Luis Enrique en el Mundial de Estados Unidos de 1994, un ejemplo claro de las tremenda rivalidad entre ambas selecciones. La imagen de Luis Enrique con la camiseta manchada de sangre tras recibir un codazo de Mauro Tassotti en el rostro representa la rabia e impotencia con la que España se despidió del Mundial. El italiano, actualmente segundo de Carlo Ancelotti en el Milán, le partió la nariz en un lance que debió ser sancionado con penalti y expulsión, pero que el árbitro húngaro Sandor Puhl no vio.
España e Italia se han enfrentado en 17 ocasiones, con ocho victorias para los españoles, nueve para los italianos y diez empates.
JNP